Vivir del arte
Soy la madre de David, un artista sevillano de arte abstracto moderno y contemporáneo, que le da también a la literatura desde la asociación cultural Marvaloca, la revista del relato erótico Factótum, colaboraciones en distintas revistas con escritos o dibujos... actividades que comparte con Prado, su novia, de forma que los dos juntos trabajan en sus cuadros las horas que pueden; ella tiene su trabajo, él hace la PSS, en paro obligado. Aunque David es licenciado en Geografía e Historia (especialidad en Arte) desde 1997, en estas últimas Navidades nos convocó a su padre y a mí para que tratáramos sobre su futuro y para llamarnos a la comprensión y al apoyo, para que creyéramos en la idea que él se ha forjado de "ser pintor y vive de su pintura", y para que en esta confianza siguiéramos financiando sus gastos. A pesar de financiar a David y aunque el trabajo que él realiza labrando su futuro es sacrificado, le veo en estos días con cierto aire de tristeza que a mí no me deja indiferente. Desde lugares como La Bruja, La Sirena, Quasimoda, Casa de la Cultura de Cazalla, El Álamo, Ánima y Soho, ha tenido la oportunidad de exponer y vender la mayor parte de su obra a estudiantes, guiris, innovadores y entendidos, en este orden. Pero ahora estamos en verano y David no vuelve a exponer hasta septiembre, que lo hará en la Casa de la Cultura de Alcalá de Guadaira. Y lo que será para la mayor parte de la gente de su edad, ya con vacaciones, extraordinaria ilusión de maletas y trenes, él no tendrá en Sevilla a sus estudiantes, ni obra colgada, sueldo, veraneo..., pero sí que tendrá que afrontar su realidad y decidir si es mejor buscarse la vida por la vía de su carrera, o hacer un caluroso paréntesis en donde nada se cuelga, con los bolsillos vacíos y su nostalgia a cuestas, porque si el arte abstracto moderno y contemporáneo en Sevilla vende poco, en verano no vende, y ojalá me equivoque.-
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