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Cuatro años de cárcel por apuñalar a un marroquí al grito de "moro de mierda"

Un juez de Madrid ha condenado a cuatro años de cárcel a Antonio Fernández Jiménez, de 20 años, por asestar una puñalada en el abdomen al ciudadano marroquí Abderazak Ettali, de 30 años, al grito de "basura y moro de mierda". Fernández formaba parte de un grupo de jóvenes -algunos de ellos, menores de edad-, con el que se toparon Ettali y un compatriota suyo en la madrugada del 13 de marzo de 1993 en la avenida del Generalísimo de Pozuelo (55.000 habitantes). Ambos amigos iban a comprar tabaco en ese fatídico momento.

Otros dos miembros de ese grupo -Radi Zakouri Mediavilla e Isaac Torres Carrasco- también han sido condenados por estos hechos, aunque para ellos la pena ha sido de 30 días de arresto por una falta de lesiones. El juez, en cambio, ha absuelto a otros dos jóvenes, implicados inicialmente por el fiscal en los hechos, por entender que no participaron en el ataque. La sentencia declara probado que, cuando Abderazak y su amigo Abdeslam Tibli iban la noche del 13 de marzo a comprar tabaco a una bar de Pozuelo, un grupo de jóvenes comenzó a insultarles ("basura, moros de mierda") desde la otra acera de la calle. Los amigos, según la sentencia, no contestaron a los insultos y siguieron su camino. Seguidamente, asegura el juez, el grupo de jóvenes cruzó la calle y, "en actitud violenta", se acercó a ambos amigos. Éstos, al intuir las intenciones del grupo, intentaron infructuosamente cambiar de acera. Sus intentos de apartarse fueron vanos. Nada más acercarse a ellos, Zakouri, miembro del grupo y uno de los condenados, golpeó a Ettali e, inmediatamente después, se sumaron a la agresión los otros. Tibli logró escapar y fue perseguido, sin éxito, por Isaac Torres, también condenado.Entretanto, continuó la brutal agresión contra Ettali, que cayó al suelo, circunstancia que aprovechó Fernández Jiménez, el principal acusado, para golpearle con un casco de moto. Ettali, entre golpes y sangrando, logró incorporarse y emprendió la huida, pero fue perseguido por dos miembros del grupo.

En su desesperada huida, Ettali cayó al suelo de nuevo, momento en el que Fernández Jiménez le asestó la cuchillada en el addomen. Necesitó 24 días de asistencia sanitaria.

El juez ha aplicado a Fernández Jiménez el agravante de abuso de superioridad, pero no lo penaliza como racismo, lo que hubiese agravado aún más la condena. La sentencia justifica este hecho en que, cuando ocurrieron los hechos, la agravante de racismo no se hallaba recogida en el Código Penal.

La Asociación SOS-Racismo, que actúa de acusación particular en este caso, anunció ayer su propósito de recurrir la sentencia. En contra del criterio del juez, entiende que eran cinco los miembros del grupo y que, sin excepción, cooperaron en el resultado, el navajazo, y que existió acuerdo previo entre ellos, guiados por ideas racistas, para agredir a los dos ciudadanos marroquíes. "Todos participaron y asumieron como probable el resultado lesivo que se produjo", asevera José Antonio Moreno, abogado y portavoz de SOS-Racismo.

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