Ser pionero no basta
El acuerdo anunciado entre la Bolsa de Londres y su rival, la de Francfort, es un serio aviso a la supervivencia de las demás bolsas europeas. Si tal proyecto llegara a cuajar, las grandes empresas de los distintos países terminarán acudiendo, con independencia de lo que puedan llegar a decidir las bolsas de sus respectivos países, allí donde se encuentre el capital; es decir, al nuevo eje de Londres y Francfort. No es una afirmación gratuita. El propio acuerdo implica la rendición del mercado más poderoso de Europa, Londres, a una evidencia superior, el poder de la tecnología. En seis años, la plaza londinense, maniatada por el corporativismo de los market makers (creadores de mercado) y los especialistas, se ha visto rebasada por la pujanza de una Bolsa como la de Francfort, que ha pasado en ese tiempo de cotizar en corros a disponer del mercado electrónico más avanzado y eficaz -también competitivo- de Europa.Para algunos expertos, "Londres se ha visto en la necesidad de negociar con el recién llegado; hace seis años, mencionar la mera posibilidad de un acuerdo de este tipo hubiera llenado el parqué de la Bolsa de Londres de sonrisas más bien poco flemáticas".
La concentración se impone también en los mercados de valores. La propia Bolsa alemana fusionó en uno los mercados de los distintos länder, y también se fusionaron las bolsas de Conpenhague y Estocolmo.
Aunque fue la Bolsa española la que, hace 10 años, marcó la pauta con el nacimiento del mercado continuo, que interconectaba las cuatro bolsas existentes, al tiempo que abolía parcialmente el sistema de corros, circunscribiendo éste a valores de segunda fila.
Sin embargo, ser pionero de la fórmula que parece imponerse para el futuro no garantiza la supervivencia. La Bolsa española se tendrá que definir y coger o no este tren. Dejarlo pasar significaría renunciar a estar presentes en las carteras de los grandes inversores internacionales.
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