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PP y PSOE reafirman el carácter "popular" del festival granadino frente a los grupos inmovilistas

Los representantes del PP y el PSOE en el patronato del Festival de Música y Danza de Granada arremetieron ayer contra los grupos inmovilistas de la ciudad que han atacado al director del certamen, Alfredo Aracil, por "popularizar" y sacrificar el contenido exclusivo de las primeras ediciones, allá en los años cincuenta. El edil de Cultura, Fermín Camacho, criticó a quienes han rechazado el festival. El delegado de la Consejería de Cultura, Enrique Moratalla, aseguró que en Granada hay un sector minoritario que se siente disgustado porque la Junta acerca "la música a la gente".

La ocupación media de los conciertos de pago fue del 94%, según los datos facilitados ayer por la organización del certamen. "Mientras estemos nosotros en el festival vamos a luchar para que no sea como ese sector quiere", advirtió Moratalla. La actitud beligerante de ese grupo retrógrado ha llegado hasta el extremo de que un notario, Vicente Moreno Torres, en un artículo publicado en el diario Ideal, acusara de falta de respeto al público que acude a los conciertos en pantalón vaquero o con prendas deportivas. Fermín Camacho, concejal del PP, dijo que los tiempos han cambiado y que es un anacronismo aspirar a que actúen en el festival músicos o directores de los primeros tiempos, muchos de ellos ya fallecidos. "Granada es una ciudad nostálgica y melancólica que muchas veces pone su presente en el pasado. Hoy es imposible traer al festival, como en las primeras ediciones, a Margot Fontaine, a Rubinstein o Karajan. No nos paremos en el pasado. El festival que se hace es el de Granada, una ciudad cuya característica es la vanguardia y que tiene en la música parte de sí", manifestó el concejal de Cultura. Nostálgicos de Hiroshima "Hay un sector minoritario al que no le ha gustado este año. Granada tiene gente que disfruta cuando todo sale mal y que lamenta que no nos haya caído la bomba de Hiroshima. Granada fue siempre innovadora y no puede volver a la música de Cromagnon", dijo Camacho. Enrique Moratalla, por su lado, mostró su sorpresa por el contraste entre las críticas de los conciertos del festival aparecidas en los medios de comunicación nacionales y en los locales. "Debe tener una explicación que en Granada las críticas hayan sido malas. Quizá aquí hay mayor celo y sensibilidad hacia el festival. No lo quiero entender de otro modo", señaló Moratalla. El representante de la Junta de Andalucía sí se mostró indignado contra quienes han alzado su voz por la "popularización" del festival, que este año ha celebrado numerosos conciertos gratuitos y otros tres, a precios populares, en las localidades de Santa Fe y Fuente Vaqueros. La única voz relativamente crítica por los resultados del festival fue la del socialista Carlos Martínez, delegado de Cultura de la Diputación de Granada que, aunque apoyó como el resto de las administraciones al director del certamen, dijo que sus dudas "ya las plantearé en su sitio y en su lugar". "[Alfredo] Aracil sigue contando con nuestro apoyo y afecto, puesto que la responsabilidad sobre el festival es compartida. Ahora bien, Aracil no es infalible aunque hay que reconocer que ha dado estabilidad al festival. Lo importante es que el de Granada sea de primera línea", añadió Carlos Martínez. Alfredo Aracil, por su lado, aseguró frente a quienes le critican no contratar a los directores más conocidos, aquellos que graban para las grandes multinacionales, que el programa lo hace con el oído y no con los nombres. Aracil, que ya ha anunciado que el festival de 1999 será el último que prepare, dijo que su sensación personal del certamen clausurado el domingo ha sido "muy optimista". "Éste ha sido el festival del que me siento más orgulloso", agregó Aracil. De hecho, la ocupación en los conciertos de pago ha superado el 94% y se han registrado 12 llenos absolutos. Según las cifras facilitadas ayer, de los 23.552 asientos habilitados para los 21 conciertos a la venta se han ocupado 22.012. Aracil reconoció que el público con gustos más inmovilistas insiste en que el eje del certamen sean las sinfonías de los siglos XVIII y XIX. En la pasada edición, sin embargo, a causa de los homenajes dispensados a Federico García Lorca y a la música de los tiempos de Felipe II el programa ha abarcado más conciertos de lo habitual de música contemporánea y antigua.Gratuitos y con menos público

El sondeo que cada año realizan los alumnos de la facultad de Sociología entre los asistentes al festival revela una disminución de casi 15 puntos porcentuales en la asistencia a los conciertos gratuitos. El director del festival granadino, Alfredo Aracil, barajó diversos factores para explicar este fenómeno. Si en años anteriores cada concierto gratuito registró un lleno casi absoluto, durante la pasada edición el promedio de asistencia fue de un 85,4%. Aracil dijo que el hecho de que ocho de tales espectáculos fueran dedicados a la música de los tiempos de Felipe II quizá haya retraído al público, que hubiera preferido un repertorio más variado. Sin embargo, no es ésta la única causa de la disminución de asistentes analizada por los responsables del festival. El director también especuló con que la disminución de público haya sido originada por la experiencia de años anteriores en que ha tenido que soportar grandes colas a la entrada y dificultades para conseguir un asiento libre. Aracil destacó el hecho de que el 25,8% de los asistentes a los conciertos fuera por primera vez a los espectáculos, ya que implica una renovación del público. Otro dato confirma esta tendencia: el 14,5% de los encuestados admitió que hasta este año no había oído hablar del festival de Granada. De ellos, el 2,8% a través de la dirección URL en Internet. El porcentaje de los aficionados más fieles -aquellos que acuden a más de nueve conciertos- sigue estabilizado en el 34%. El público granadino sigue siendo el mayoritario, un 70%, frente al 21% que procede de otras provincias españolas y el 6,7%, de otros países. Los menores de 29 años representan el 30,6%; las personas de entre 30 y 45 años, el 29%; y las que oscilan entre los 45 y los 69, el 29,4%.

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