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La autopsia asegura que el niño se desmayó en el agua y descarta una enfermedad o un golpe previo

VIENE DE LA PÁGINA 1 Fuentes cercanas a la investigación explicaron ayer que las primeras conclusiones de la autopsia descartan que el niño sufriese alguna patología previa y tampoco se apreció ninguna contusión o traumatismo anterior que provocase su caída a la piscina. El niño había tomado un helado poco antes de entrar al agua, según la monitora, y el hecho de producirse un cambio brusco entre la temperatura corporal y la de la piscina se cree que puede estar entre las causas del desmayo. Deberes de vigilancia El auto de inculpación redactado por la juez considera que a la monitora "incumbía el cuidado de los menores", un grupo de 13 niños de entre 5 y 12 años. La juez agrega que la monitora "no adoptó los cuidados elementales" para evitar la muerte, "infringiendo sus deberes fundamentales de vigilancia y control". La resolución judicial explica también que fue la directora quien decidió salir sola y que "es imposible que tal seguimiento permanente" de los niños en la piscina "pudiera hacerse por una sola persona", lo que implica, en opinión de la juez, un plus de gravedad en la actuación de la directora, a quien los padres "encargaron el cuidado y vigilancia" de los niños. El socorrista que rescató al niño del agua, que ha sido citado como imputado y responsable de homicidio por omisión, declaró en comisaría que reanimó al pequeño y que en la piscina también había un médico, pero los servicios de urgencias del 061 aseguran que hasta que no llegaron ellos no se intentó salvar al menor, quien ya había fallecido cuando fue ingresado en el hospital del Vall d"Hebron. Ante esas versiones contradictorias, la juez ha solicitado unas pruebas periciales para saber cuál es la cierta. Entretanto, fuentes municipales avalaron ayer el relato del socorrista. El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, manifestó que entregará al juzgado la información que le ha requerido la juez: las características de las instalaciones de Can Dragó, la normativa municipal que rige en ese tipo de equipamientos y la relación de personal que estaba en la instalación en la mañana del 3 de julio, cuando se produjo la muerte. En este último apartado, el juzgado requiere el detalle de los socorristas que trabajan en la piscina y su titulación. El número de socorristas en días laborables es de tres, y cinco en los festivos. Todo lo relativo al personal que requieren las instalaciones y la titulación son condiciones que fija el consistorio al adjudicar la explotación de la instalación a una empresa, según precisó Batlle. El concejal explicó que en el caso de Can Dragó, la sociedad a la que se concedió la adjudicación es UBAE y es la empresa la que contrata al personal necesario. El aforo de esa piscina, inaugurada en 1993, es de unas 1.500 personas. El viernes pasado, la entrada registrada fue de 700 personas. Batlle, que ayer asistió al funeral del pequeño, declinó hacer comentarios sobre las posibles responsabilidades por lo ocurrido: "Nosotros facilitaremos al juez lo que nos ha pedido", puntualizó. El concejal destacó que nunca había ocurrido algo así en Can Dragó, piscina por la que han pasado ya medio millón de personas. La juez, que estuvo presente en la autopsia, ha ofrecido a los padres el ejercicio de acciones penales, pero todavía no se han personado en la causa.

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