El Ejército fortifica Portadown para evitar choques entre católicos y protestantes
El primer ministro británico, Tony Blair, dio ayer pleno apoyo del Gobierno laborista a la prohibición de la provocadora marcha que los protestantes de la Orden de Orange amenazan llevar hoy al corazón del distrito católico de Portadown. Esa decisión era visible ayer en el desplazamiento de formidables obstáculos policiales y militares para cortar el paso a los orangistas empeñados en desfilar esta mañana. Esta madrugada, Blair no había agotado su esperanza de un acuerdo de última hora para impedir que la crisis de los desfiles torpedee el proceso de paz hilvanado por Londres y Dublín.
" Esperamos que la gente se atenga a la ley. A lo largo y ancho de Irlanda del Norte, lo que la gente ha demostrado es fortaleza y apoyo a un proceso de democracia y legalidad. Continuemos en ello, dijo Blair en un breve encuentro con la prensa en Chequers, su residencia veraniega en Buckinghamshire. Desde allí ha estado manteniendo permanente contacto telefónico con líderes del Ulster en un intento por hallar un compromiso. Sin particular efecto, ayer se incluía la posibilidad de persuadir a los orangistas a renunciar a su marcha por Garvaghy Road a cambio de garantías de que podrán hacerlo el año que viene.Pero los llamamientos del amplio abanico de líderes británicos e irlandeses cayeron en saco roto. Todo parecía indicar que el Ulster avanzará hoy a un nuevo y posiblemente turbulento capítulo de considerables repercusiones para el futuro del proceso de paz acordado en Semana Santa.
Mientras tropas británicas imponían ayer un riguroso control de seguridad en Portadown y alrededores y decretaron una zona de nadie a lo largo de la ruta del desfile protestante y de toda la avenida del Garvaghy Road, unidades policiales reforzaban las guarniciones en el resto de la provincia. Esto en previsión de posibles disturbios simultáneos supuestamete preparados por extremistas simpatizantes de los organistas de Portadown.
Los orangistas se encargaron de liquidar toda posibilidad de un compromiso cuando su portavoz, David Jones, convocó a la televisión para declarar que no ha habido "ningún cambio en nuestra posición". "Mañana desfilaremos", dijo. Fuentes protestantes admitieron, sin embargo, que en el campo orangista comenzaron a surgir manifestaciones de descontento con Denis Watson, uno de los líderes protestantes de Portadown, que complicó las posibilidades de un acuerdo cuando declaró hace tres días que si la policía les impide desfilar por Garvaghy Road, los organistas se atrincherarían en la iglesia de Drumcree por 365 días. Esa declaración, junto con la reiterativa proclama de ni un paso atrás, redujo a cero las posibilidades de acuerdo.
Del lado republicano partieron ayer sólo advertencias de la gravedad de la situación y recordatorios de que los orangistas se han negado a dialogar con el Sinn Fein e incluso con el nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP). Tampoco hubo reacción inmediata a la firmeza expresada por Blair.
Ésta quedó fielmente reflejada en las declaraciones del ministro británico para Asuntos de Seguridad, Adam Ingram. Ingram advirtió de que todo intento de extender la crisis a otras localidades del Ulster será enérgicamente castigado. Refiriéndose a supuestos planes de militantes protestantes de realizar, como en años anteriores, bloqueos de caminos y aeropuertos, Ingram declaró: "Aquellos que lo intenten se toparán con la fuerza de la ley y el órden. No vamos a tolerar que una minoría extremista provoque el colapso de la vida normal en Irlanda del Norte. La policía y todos los mecanismos del Estado se encargarán de que todo en la provincia funcione este fin de semana y los días y semanas que vendrán. Los extremistas no vencerán", agregó.
En Belfast, el líder unionista y primer ministro de Irlanda del Norte, David Trimble, que hasta hace años marchaba codo con codo con los orangistas de bombines negros y bandas anaranjadas al son de tambores y flautas, sostenía ayer contactos de emergencia con los nacionalistas del SDLP. Trimble, que defiende la marcha de hoy, y el representante del SDLP Seamus Mallon, que la ve como un serio riesgo para la paz, emitieron un llamamiento conjunto y simple al pueblo norirlandés: "En este momento tan peligroso mantened la calma".
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