"Estoy orgulloso de mi historia"
Michael Laudrup guardó fidelidad al fútbol hasta en su despedida
"Ahora regreso a casa, volveré para la final y después me iré dos semanas al Caribe. ¿Malo, no?". Y esboza una sonrisa irónica, muy pícara, muy de Michael Laudrup. Michellino fue único incluso en su despedida. Tuvo el partido que se mereció por su aportación al fútbol. El resultado podría haber sido mejor, pero él nunca hizo del marcador una bandera. Para el recuerdo quedará que Dinamarca tuteó a Brasil, la selección más laureada de la historia, en los cuartos de final de la Copa del Mundo98, la noche en que Michael dejaba el fútbol.Tuvo Laudrup todo lo que pidió: el mejor rival y también el mejor equipo posible. Jugó Dinamarca con grandeza, con gusto, a por el gol, generosa, como había pedido Michael en la víspera: disfrutando y, al tiempo, intentándolo. No hay un solo reproche para el futbolista y para la Dinamarca que deja una vez cumplidos los 34 años, sino que se imponen los agradecimientos.
"Puede que el momento sea decepcionante porque perdimos", argumentó a la salida de la Beaujoire, el estadio del Nantes, el escenario de su último partido oficial como futbolista, "pero fue un partidazo. Estuvimos al nivel de Brasil. Y ahora aún retengo más las imágenes del partido que los 16 años de mi carrera. Sólo seré consciente de que ha sido mi último encuentro dentro de un par de meses".
Los sentimientos, la mezcla de emociones entre el adiós personal y el partido del equipo, se entremezclaban a medida que avanzaba la conversación. "He tenido mucha suerte", prosiguió. "Es casi un sueño acabar con tanto éxito. Hubiera sido mejor ganar el Mundial, pero hay que ser realista: nosotros somos Dinamarca y estuvimos al nivel de Brasil. Y eso es mucho. Estoy orgulloso de cómo ha acabado mi historia futbolística. Parece imposible".
"He cumplido mi meta en este último año. Quería conseguir el doblete con el Ajax y hacer que Dinamarca jugará como podía y sabía", explicó. "En los últimos años, la selección de mi país no había estado a un nivel muy alto, y en estos dos partidos de la Copa del Mundo ha vuelto a jugar bien al fútbol, como no se había visto hace muchísimos años. Hemos conseguido algo muy grande".
Retirado Michael -"sólo voy a jugar amistosos con los amigos o partidos benéficos"-, con su última zamarra en manos del presidente de los Rolligans -la animosa hinchada danesa- y sin margen para la marcha atrás -"con pensar que dentro de tres semanas estaría corriendo tres veces al día por estos bosques ya tengo suficiente para reafirmarme en mi adiós"-, le queda el consuelo a Dinamarca de poder entregarse a Brian, otro que también entiende que no hay mejor juego que el del fútbol.
El mayor de los Laudrup deja su fortuna futbolística a su hermano, excepcional en el partido contra Brasil. "Jugamos uno de los mejores encuentros del Mundial, un fútbol de ataque", apuntó Brian. "Ahora nos queda el buen sabor de boca y el estímulo de haber despedido a Michael con el mejor partido".
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