Aumenta la tensión entre las asociaciones de Villaverde

La brecha abierta entre las asociaciones de vecinos involucradas en el desarrollo del plan de mejora del distrito de Villaverde se agranda y alcanza ya a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). Cinco asociaciones contrarias a la propuesta de inversiones para 1999 presentada a la Comunidad por el presidente de la FRAVM, Prisciliano Castro, se han desgajado del resto, formando una plataforma paralela.Benito García, presidente de la asociación de Pueblo Unido, una de las discrepantes junto con Oroquieta, Los Rosales, Cruce y San Luciano, y de la nueva plataforma, culpó ayer a Castro de lo sucedido y le acusó de "cesarismo" y de contar "sólo con las asociaciones afines a su persona".

"Si sigue así, en la FRAVM habrá una división, porque no sólo hay descontento en Villaverde, también en Usera y Vallecas", añadió García, quien negó encabezar una maniobra de acoso y derribo a la presidencia de la federación.

Al margen de los secesionistas están las asociaciones de San Cristóbal de los Ángeles, El Espinillo y San Fermín, así como de comerciantes y de Orcasitas, Orcasur y Almendrales.

Gestión de la FRAVM

Castro niega que exista ningún movimiento opuesto a su gestión en la FRAVM. "Otra cosa es que haya personas interesadas en crearlo", asegura. Rechaza también las acusaciones de hacer más caso a las asociaciones afines. "La federación es un movimiento asambleario en el que se tienen en cuenta todas las sugerencias, lo que no significa que al final puedan recogerse todas", añade.El cisma estalló el pasado lunes cuando los representantes vecinales se reunieron con el consejero de Presidencia, Jesús Pedroche, para exponerle sus prioridades para los 3.000 millones que la Comunidad invertirá en 1999 en la zona (18.000 en seis años).

Los discrepantes se quejan de no ver reflejadas sus propuestas en el plan presentado por Castro y elaborado en una asamblea a la que dicen que no fueron llamados. El resto les replican que se autoexcluyeron.

Otra causa de conflicto es la extensión del plan al distrito de Usera. Los discrepantes afirman que lo acordado era incluir sólo el barrio de San Fermín y que ampliarlo es "decisión unilateral de Castro". Éste replica que el plan nació para Usera y Villaverde.