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Tribuna
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Pérdida

DE PASADALa renuncia de Gabriel Díaz Berbel y, sobre todo, de su concejal José Manuel Urquiza a crear una televisión municipal constituye una pérdida irreparable -sí, "pérdida irreparable", como dicen las esquelas mortuorias- para el mundo del espectáculo y una formidable decepción para los espectadores que, como un servidor, tenían todo preparado para celebrar el nacimiento de un nuevo género televisivo, quizá una derivación política del realismo mágico o una variación mágica del realismo político. ¡Quién sabe lo que ha malogrado la absurda discusión entre los concejales del Partido Popular acerca de qué era más rentable, si invertir los cien millones de pesetas disponibles de la privatización de la empresa del agua en adecentar los barrios o emplearlos en un propósito artístico! El pragmatismo se ha impuesto sobre la fantasía y el genio; una vez más el circo, el vodevil, el espectáculo en suma, han sido relegados a los sótanos del escalafón. Urquiza, cuando transmitió a los periodistas la triste nueva, sugirió el consuelo de la radio. No habrá tele pero sí noticias horarias, entrevistas y, quién sabe -nos permitió soñar por un momento- si hasta teatro radiofónico a cargo del cuadro de voces municipales. La alternativa radiofónica, como se ha comprobado, no era otra cosa que la artimaña concebida por la buena voluntad para amortiguar los efectos del segundo golpe: no habrá más que un somero boletín. ¿Qué hacer con unas pocas hojas volanderas donde lo más imaginativo que leeremos será el calendario del contribuyente; lo más lírico, las novedades de la melancólica sección de Ruinas, y lo más épico, el horario de los autobuses urbanos? Antiguamente, por lo menos, existía el Negociado de Abastos a cuyo frente estaba un profesor de Filosofía Pura que atendía en el mostrador a los alumnos rezagados o descontentos. Habrá, pues, que volver a la inercia de los estrenos cinematográficos de los canales televisivos de pago, a la angustia moderada de los espacios que buscan desaparecidos y a las romerías y procesiones del canal autonómico. A los treinta años del movimiento revolucionario que alzó la imaginación al poder, el poder ha renunciado a emplear la imaginación para renovar la anquilosada televisión de nuestro tiempo. ALEJANDRO V. GARCÍA

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