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Vuelve el 900

El yen se desplomó a última hora de la tarde hasta 141,69 unidades frente al dólar, como consecuencia de la adopción de medidas efectivas por parte de las autoridades japonesas para atajar la crisis que preocupa a los mercados, pero las bolsas llegaron tarde para valorar esta nueva fase del problema. La Bolsa de Madrid subió un 0, 53%, lo que le permitió recuperar la cota del 900, dentro de una inercia que no parecía ser la acertada, puesto que se apoyaba en la subida de Tokio y en un comportamiento similar por parte de los mercados europeos.

Nueva York, sin embargo, ya trabajó con un conocimiento pleno de la evolución del yen y se mantenía a la baja, aunque dentro de las tensiones diarias que se traducen en un perfil que sólo puede definirse como de dientes de sierra. Al cierre, había perdido 23, 41 puntos (0, 26%) y el índice Dow Jones quedaba en 9.025, 26.

Según avanza el ejercicio, se impone el criterio —-histórico, se mire por donde se mire— de que hay dos tipos de actores en el mercado y de que ambos pueden ganar en esta coyuntura. El corto plazo trabaja a diario y obtiene sus beneficios comprando o vendiendo con anticipación y cancelando sobre la marcha, mientras que el largo plazo, instituciones y ahorradores, sólo obtiene ventajas si no se ponen nerviosos.

La contratación fue de 186.325 millones de pesetas, una cifra que, descontadas las aplicaciones, indica que el mercado esperaba con alguna confianza la resolución de la crisis japonesa, pero sin contar con la parsimonia de las autoridades económicas de aquel país en la adopción de soluciones.

Uno de los datos positivos de esta sesión estuvo en el mercado de deuda, en el que la rentabilidad a 10 años bajó hasta el 4, 95°%, seis centésimas por debajo del nivel del día anterior, permitiendo que el diferencial con la deuda alemana bajara hasta los 0, 22 puntos después de mantenerse durante varios días en 0, 24. Al final, volvía a notarse en el mercado, la presencia, ya demostrada, de los grandes bancos centrales, aunque es esta ocasión, ni siquiera necesitaron actuar para que las cotizaciones de las divisas recuperaran la normalidad hasta cierto punto.

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