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El PSE insiste en romper con el PNV si vota con HB contra la Constitución

Pedro Gorospe

Pocas veces un no puede tener tanto valor en el Parlamento vasco. Y pocas veces un ultimátum del PSE-EE ha tenido tanta credibilidad como ahora. Nicolás Redondo ha puesto su cargo en juego dentro de la Ejecutiva como aval de su apuesta. Los socialistas no descartaban ayer un acuerdo de última hora, pero saben que si el PNV vota hoy con HB -como Iñaki Anasagasti dice que harán- contra la enmienda del PSE que obliga a los parlamentarios a jurar el Estatuto y la Constitución para tomar posesión, todo habrá acabado.

La decisión final será adoptada mañana en la Ejecutiva del PSE, asumiendo incluso que una decisión rupturista podría desencadenar una reacción en cadena. Si abandonar el Gobierno vasco es un hecho traumático pero simbólico, ya que sólo quedan cuatro meses de legislatura con las vacaciones de por medio, el PNV podría romper en las diputaciones de Vizcaya y Guipúzcoa, y consistorios.El portavoz en el Congreso del PNV, Iñaki Anasagasti, fue ayer esclarecedor de la postura de su partido al confirmar que hoy votarán en contra de la enmienda. "Pretender con eso que estamos con HB es confundir la gimnasia con la magnesia", añadió. También el presidente de la Ejecutiva de Vizcaya del PNV, Javier Atutxa, advertía a los socialistas que hoy pueden tener "un empujón" para irse del Gobierno porque, no lograrán que los parlamentarios vascos acaten la Constitución.

Ante ese doble desafío, el pacto global que ha orientado los destinos del País Vasco saltaría por los aires en medio de un panorama político novedoso. PNV y HB han blindado sus contactos por encima de los asesinatos de ETA en la recta final de la legislatura, coincidiendo con el fracaso del plan Ardanza. Un blindaje que parece que también les impide ver las sucesivas encuestas electorales que evidencian su estancamiento electoral y el retroceso de EA.

Frente a ese labrado proceso de acuerdos nacionalistas en el seno de la Comisión de Derechos Humanos, y las posteriores "coincidencias" de voto en temas como la Ley del Deporte y Treviño, el PSE se encuentra más libre que nunca. Con el PSOE en la oposición, y con unas perspectivas electorales buenas en Euskadi, Redondo se siente en disposición de mantener su órdago, y además con el apoyo del secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, y el secretario de política autonómica, Ramón Jáuregui. La cita es para hoy a las 9.30, y el lehendakari José Antonio Ardanza se la perderá. Tendrá que enterarse por radio y televisión, desde una cama del hospital de Santiago de Vitoria, que su Gobierno se va a pique. Ayer por la mañana le operaron de dos hernias. El pleno del Parlamento vasco comenzará a debatir a partir de esa hora la reforma del Reglamento de la Cámara. Una reforma que lleva una década en discusión, casi tantos como la convivencia entre PSE y PNV, y que puede convertirse en el punto y final de una relación de conveniencia.

El PNV tiene razones para no creerse el ultimátum, al menos si se atiene a la historia. Desde que en 1986 el PSE ganara las elecciones autonómicas, a pesar de lo cual cedió la presidencia al PNV, el afán conciliador del ex secretario general del PSE, Ramón Jáuregui, ha permitido la gobernabilidad del País Vasco y la construcción de una comunidad autónoma azotada y radicalizada por la violencia. Todo a costa de difuminar su identidad como partido. Un largo periodo en el que nunca las crisis han sido determinantes y, salvo el corto periodo de Gobierno nacionalista PNV-EA-EE, el PSE siempre ha estado en un discreto segundo plano. Con el debate sobre la autodeterminación en el Parlamento vasco de 1991, los socialistas amagaron con marcharse tras la alianza entre el PNV, EA y EE, pero no rompieron. Cuando Arzalluz dijo en 1996 que Ardanza tenía que "taparse la nariz para gobernar con el PSE" por los GAL, también amagaron, pero una rectificación del lehendakari, les sirvió. Ahora, es la apuesta de Nicolás Redondo.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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