Perplejidad

Apenas ha comenzado el verano a apretar y ya estoy harta del calor que hace en nuestras calles, sabiamente manipuladas por los podadores que desmocharon nuestros árboles en plan salvaje durante el otoño y la primavera.Confío en que ahora se den cuenta de sus actos, cuando los árboles así talados no pueden brindarnos a los paseantes el frescor que nos defienda del sol.Por otra parte, me siento sorprendida por la cantidad de personas que se calla sus derechos y abdica de la capacidad y facultad de protestar y enmendar las injusticias que cada ciudadano tiene. Es una lástima, pero tras etapas de euforia democrática de la etapa inicial de la transición, que duraron verdaderamente poco, muchos ciudadanos y ciudadanas de Madrid se instalaron en el fatalismo, como si resultara imposible cambiar las cosas. Creo que Madrid presenta la existencia de muchos abusos que los ciudadanos y ciudadanas podemos y debemos denunciar, para que no se perpetúen.

Por eso creo que es necesario que escribamos a los diarios y nuestra voz suene, aunque no únicamente en los diarios o emisoras de radio o televisión, sino también en los organismos de vecinos, partidos, sindicatos y asociaciones. Ya es hora de que nos despertemos de este sopor en elque vivimos desde hace algunos años, cuando empezamos, erróneamente, a pensar que la democracia funciona sola, sin ciudadanos que ejercen su libertad, de expresión y de actuación.- . .