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Aznar zanja especulaciones y reitera que las elecciones serán en el año 2000

Javier Casqueiro

El presidente del Gobierno, José María Aznar, se siente fuerte, respaldado y en el ecuador de la legislatura. Ayer trasladó ese mensaje a los diputados de su grupo parlamentario y advirtió a continuación, "para que algunos no se vayan a equivocar, que restan todavía dos años" para las próximas elecciones generales. No es una idea nueva pero sí adquiere más relevancia ante el cúmulo de especulaciones que se empezaban a desatar en determinados sectores del PP sobre la conveniencia de adelantar esos comicios. Aznar aclaró que no pretende acortar esa carrera y abundó en su filosofía política de la lluvia fina: "Hay que huir de las políticas de corto plazo o de espectáculo. Yo soy un corredor de fondo".

Aznar expresó ayer su creencia de que el Gobierno y el PP han acumulado en sólo dos años un enorme "depósito de confianza" y que ese bagaje le va a permitir "dar un salto importante" hasta el final de la legislatura. Y ahí reiteró que actuaciones como la repercusión del euro, la reforma del IRPF y de la mili, y las nuevas prioridades en sanidad y educación de los Presupuestos de 1999 ayudarán a consolidar esas expectativas. Aznar entiende, además, que ya ha concluido el camino que debía conducir al PP al "centro reformista".El presidente del Gobierno comparó ante sus diputados la escena política actual con la de hace dos años para presumir de haber aniquilado la crispación y los sobresaltos. Y, ante la pertinaz sequía que le vaticinan a sus intereses políticos habitualmente los sondeos de opinión, Aznar auguró que todo cambiará al final "porque la sociedad ya sabe y aprecia que han variado muchas cosas en estos dos años".

Reunión inhabitual

Hacía más de cuatro meses que Aznar no se reunía con su grupo parlamentario en bloque. A la dirección del PP no le gustan estas sesiones masivas, propicias para el lucimiento de los diputados díscolos o para una discusión demasiado general. El presidente, sin embargo, sí quiso ayer cerrar el periodo de sesiones con una charla de dos horas con sus diputados para zanjar un debate en ciernes en ciertos sectores del PP. Hay personalidades del partido y del Gobierno que no verían nada mal que Aznar adelantase algo las elecciones generales previstas para marzo del 2000. Y presionan con esta opinión en diversos foros. Aznar ha escuchado alguna de estas versiones y es consciente de que este próximo periodo de asueto estival podría ser muy propicio para engordar esas especulaciones.Aznar quería ayer recordar su posición: "Estamos en la mitad de la legislatura, quedan dos años de legislatura por delante. Eso los corredores de fondo lo sabemos apreciar muy bien, pero yo espero que lo sepan apreciar bien todos, no vayan a equivocarse algunos antes de tiempo".

El presidente del Gobierno y del PP sí alertó a sus parlamentarios sobre los peligros electorales del próximo ejercicio, pero en relación a los comicios autonómicos vascos y catalanes. Aznar entiende que se avecina un ciclo de convulsiones políticas con sus socios parlamentarios de CiU y del PNV. Es lo que el portavoz parlamentario del PP, Luis de Grandes, calificó ayer como un periodo de sesiones "complejo". Tanto Aznar como el propio Luis de Grandes aprovecharon la cita de ayer para reclamar de los diputados del PP "más cintura política, si cabe, que hasta ahora".

El PP se quiere preparar así para un etapa de turbulencias parlamentarias. Aznar pretende que su partido ejerza en los próximos meses la labor lógica de oposición en las dos comunidades autónomas citadas, País Vasco y Cataluña, pero sin poner en peligro el pacto de gobernabilidad y las buenas relaciones con sus socios nacionalistas en Madrid. De Grandes ya se prepara para aguantar ese chaparrón y de hecho, recientemente, se reunió con los portavoces de ambas formaciones.

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Aznar agradeció ayer, en otro momento, la unidad demostrada hasta ahora por su grupo parlamentario y ensalzó "el estado de salud excelente" de su partido.

Estas dos felicitaciones internas tenían el objetivo, sobre todo, de aplacar cualquier duda sobre el comportamiento de la dirección del PP con la crisis de Asturias. Y también mostrar el camino que deben seguir los procesos electorales internos en los próximos meses. En muchas comunidades autónomas, el PP no ha determinado aún cuál va a ser su candidato y algo parecido sucede en numerosas ciudades. Aznar no le concede importancia a esa incertidumbre y ayer apostó, de nuevo, por glorificar la unidad y cohesión en el PP: "Somos un todo, y nuestras acciones deben estar coordinadas".

Programa común

El presidente del PP anunció que ha pedido al partido la elaboración de un programa común "atractivo e interesante" que pueda servir de base tanto para la oferta electoral autonómica como para la municipal de junio del próximo año. De Grandes, interpretó así esa idea: "No somos un conjunto de reinos de taifas".Aznar, además, aprovechó para tranquilizar a muchos de los presentes en la cita de ayer ante su próximo futuro. Varios diputados populares que escucharon al presidente están entre los aspirantes a distintos puestos en comunidades autónomas o alcaldías. Algunos, por cierto, sin ningún interés por figurar en esas quinielas. Otros están preocupados por cómo puede afectar a su continuidad en el Parlamento la renovación de cargos en el partido o en las instituciones a raíz de esas elecciones. Aznar exigió a sus diputados que se vuelquen en su trabajo en el Congreso y anunció que de las otras tareas ya se ocuparán otros. El jefe del Ejecutivo lo dijo así de claro: "El grupo parlamentario no es una industria de fabricar candidatos".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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