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Mayoría de caras nuevas en las capitales

El proceso de elecciones primarias del PSPV-PSOE también se celebra en las tres capitales valencianas. Los socialistas de Alicante, Castellón y Valencia elegirán el sábado a sus candidatos para las elecciones municipales del próximo año. Las grandes ciudades, y de forma especial las tres capitales, constituyen un objetivo de vital importancia para los socialistas en su intento de recuperar la Generalitat. En las tres gobierna la derecha: desde 1991 en Valencia y Castellón y desde 1995 en Alicante. Y en las tres se presentan tres aspirantes, con mayoría de caras nuevas. Alicante Un profesor universitario, un alto funcionario de la Consejería de Hacienda y un técnico en informática que trabaja para la Diputación son los aspirantes a convertirse en candidato a alcalde de Alicante, una ciudad con 300.000 habitantes en la que los socialistas tienen 1.500 afiliados. Eso sobre el papel, porque los candidatos manejan datos más fiables. 1.000 militantes, y una participación previsible no muy superior a los 900. Pese al empeño de Antonio Moreno, Blas Bernal y José Antonio Pina de huir de la política de bloques orgánicos, las primarias no han escapado a ese fenómeno, y la mayoría de militantes ha decantado su voto incluso antes de escuchar los mensajes de los aspirantes. Con las fuerzas más o menos niveladas y las papeletas contadas, todo vale para atraer la atención en una campaña en la que los medios de comunicación tienen un papel importante para convencer a los indecisos y desengañados, de los que dependerá el resultado final. La campaña ha sido variopinta. Desde una cena multitudinaria con sorpresa, como el apoyo del rector Andrés Pedreño a José Antonio Pina; la inauguración de una página web en la que se cantan las excelencias de Antonio Moreno, o el reparto de la tradicional olleta alicantina entre militantes que organizó Blas Bernal, los actos se han sucedido hasta el día 20, en que un evento más popular y participativo frenó en seco el protagonismo de los políticos: las Fogueres alejaron a los militantes de sus candidatos, que, tras la cremà, anoche, vuelven hoy a la actividad. Blas Bernal Es el más joven de los candidatos, con 40 años y 25 de militancia en el PSPV, y el único que no tiene aparato que le respalde. Insiste en que es necesario que el partido abrace nuevos mensajes y promocione nuevas caras para incentivar a la población. Antonio Moreno De 47 años, concurre apoyado por su propia familia socialista, a la que se han sumado los renovadores de Joan Romero e Izquierda Socialista. Asegura que es el candidato que más se juega, por su trayectoria y su experiencia, pero gusta del riesgo. "Siempre doy la cara y me juego todo", dijo en el ecuador de la campaña. José Antonio Pina Es el candidato que más apoyos ha recibido. Desde la comunidad académica hasta el secretario del PSPV en Alicante, Ángel Franco, que ha pedido abiertamente el voto para este geólogo de 47 años que considera "persona idónea" para conseguir la integración de todas las sensibilidades que se dan cita en el partido. Castellón En la capital de La Plana también son tres los aspirantes -un médico, una maestra y un empleado de banca- a desbancar al alcalde popular José Luis Gimeno. Allí, donde la campaña tampoco ha escapado a cuestiones de familia, el censo socialista lo componen 1.990 militantes, aunque el real es mucho más reducido. Los aspirantes, Ignacio Subías, Carmen Lorez y Clemente Agost, han enviado a los militantes cartas en las que se critica la política desarrollada por el PP en el Ayuntamiento y se requiere "el apoyo", "el voto" o "la confianza", según el caso. En las misivas también se deja entrever la situación actual del PSPV en Castellón. La intención de distanciamiento entre el congreso de los socialistas valencianos y las elecciones primarias permanece en las mentes de los aspirantes, quienes piden, unánimemente, el voto para el que sea capaz de vencer al PP en los próximos comicios municipales. Ignacio Subías Este médico neumólogo, responsable de Sanidad en la ejecutiva nacional del PSPV, que fue gobernador civil de Castellón y lleva una década en el partido, centra su misiva, la única escrita en valenciano y castellano, en el significado de las primarias y en la oportunidad de elegir al "candidato idóneo". Subías habla de la renovación pero no menciona que su participación en este movimiento le catapultó a la secretaría de Sanidad del PSPV en la ejecutiva que lidera Joan Romero. Clemente Agost Empleado de banca y diputado provincial, de 56 años, se ha fijado en lo que él mismo llama el "puerta a puerta". Su carta, la más extensa de las tres, se centra en la crítica a los populares. Insiste en que no es el candidato "ni oficial ni oficioso de la ejecutiva local ni mucho menos de la nacional", aunque formaba parte de la dirección cuando Antoni Beltrán era secretario general local y actualmente es presidente de la comisión ejecutiva. Carmen Lorenz Maestra de profesión y actualmente diputada autonómica, a sus 49 años, lleva también 10 como militante. Inicia su escrito con una cita de De la brevedad de la vida, de Séneca, y se define como "una mujer de partido y con sólo la etiqueta de ser del PSOE". Lorenz formó parte de la ejecutiva local, liderada por Antoni Beltrán, hasta el último congreso nacional. Valencia En Valencia, con más de 700.000 habitantes, sólo unas 4.700 personas, las que están censadas en la ciudad, están llamadas a eligir el candidato que se enfrentará a Rita Barberá. Una cifra que puede reducirse sensiblemente si se repiten los resultados de las primarias nacionales en las que participaron Joaquín Almunia y José Borrell. Ana Noguera, Aurelio Martínez y Antonio Sotillo son las tres opciones para arrebatar la alcaldía al PP. Los dos primeros son concejales y el tercero es un militante histórico que lleva años fuera del meollo político. Ana Noguera Sale con ligera ventaja. Adscrita a Izquierda Socialista, tiene el apoyo de la organización en Valencia, dirigida por José Luis Ábalos, que ha apostado por ella. Se la contempla como la cara renovadora que necesita el partido para hacer frente a una Barberá desgastada tras siete años de gobierno. De 33 años y licenciada en Filosofía, llegó al Ayuntamiento en 1995 y fue pionera al demandar por primera vez en la ejecutiva federal unas primarias que a la postre han visto ganar a José Borrell, al que apoyó desde el principio sin reservas. Se siente muy segura de sus posibilidades de ser alcaldesa en 1999 y contradice a aquellos que consideran que su destino final es Madrid y que el Ayuntamiento de Valencia sólo es un escalón intermedio. "El Consistorio es una finalidad es sí misma", dice. Aurelio Martínez Proviene del mundo universitario. Es independiente, "pero más comprometido que muchos militatantes". Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Valencia, antes de ser jefe de la oposición en el Ayuntamiento fue consejero de Economía en el Consell de Joan Lerma. "Uno de los mejores que se recuerdan", comenta un importante empresario valenciano. No tiene el favor de la comarca. Muchos, incluso sus propios amigos, se desesperan porque es tan honesto y conciliador en sus intervenciones como poco agresivo, lo que le ha valido la fama de blando. Él mismo reconoce que no habla normalmente en clave electoral. Tiene mucha credibilidad y experiencia. Si pierde se abrirá una reflexión que puede provocar un corrimiento en los bancos del grupo municipal socialista del Ayuntamiento. Antonio Sotillo Apareció por sorpresa, cuando ya nadie lo esperaba. Desde siempre aspira a convertirse en alcalde de Valencia. Lleva muchos años desvinculado a la política y es más conocido por su bufete -situado en un noble edificio de la calle de La Paz- y sus litigios con la Administración que por sus años de presidencia del Consejo Económico y Social. Sotillo, en todo caso, tiene 25 años de militancia. Pertenece a una familia con hondas raíces en Valencia. Sus padres son de El Cabanyal y de Russafa, emblemas de la ciudad que siempre que puede esgrime en su favor y en detrimento del resto de candidatos.

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La sombra de Carmen Alborch

Este reportaje ha sido elaborado con informaciones de Jaime Esquembre, María Fabra y Pere Joan Pons.

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