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González: "Jamás ordené acciones en Francia"

Asegura que los GAL perjudicaron la colaboración francesa. Revela que Garzón le pidió el indulto de Amedo y Domínguez. Pide una reforma para desclasificar documentación del Cesid

El ex presidente del Ejecutivo Felipe González, que declaró ayer en el Tribunal Supremo como testigo en el juicio por el secuestro de Segundo Marey, aseguró que "jamás" ordenó las acciones violentas contra ETA en el sur de Francia, que no hicieron sino "fastidiar" los avances en la lucha antiterrorista tras los acuerdos los que llegó con el fallecido presidente François Mitterrand para iniciar las extradiciones y la deportación de etarras. González dejó clara su "falta de confianza" en el entonces dirigente socialista Ricardo García Damborenea, cuyo abogado intentó, sin éxito, un careo entre ambos. También reveló que el juez Baltasar Garzón, que, además de Barrionuevo, Vera y Corcuera, le propuso indultar a los ex policías José Amedo y Michel Domínguez. González pidió una reforma legal que le permita poner a disposición del Supremo toda la documentación clasificada del Cesid.

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Durante su comparecencia como testigo, que se prolongó durante unas tres horas, el ex presidente negó haber ordenado la guerra sucia contra ETA o que el ex ministro del Interior José Barrionuevo se lo hubiese planteado: "Jamás, nunca me ha planteado una cosa de esa naturaleza. Ni él ni nadie". El ex presidente hizo un extenso repaso de la colaboración francesa en la lucha antiterrorista y aseguró que en noviembre de 1983 el presidente francés François Mitterrand le anunció que iba a acceder a la petición española de deportar a los etarras registrados en una lista, acuerdo que se oficializó en París el 20 de diciembre del mismo año. González atribuyó ese cambio de actitud no a las acciones de los GAL, que "interferían gravemente" las relaciones, sino a los intereses de Francia hacia su futuro socio en la Comunidad Europea y en la OTAN.

González abarrotó la sala de juicio, pese a que a su llegada al Supremo, con veinte minutos de antelación, apenas una docena de personas le aplaudieron y dieron gritos de ánimo. Durante su declaración mostró su dominio escénico y mantuvo a raya al defensor de Damborenea, Enrique García de la Lama, y al abogado de la acción popular José Luis Galán, los dos letrados que se dirigieron a él con cierta agresividad. Al primero consiguió sacarle de su casillas, hasta el punto de que arrojó el bolígrafo sobre los papeles al concluir el interrogatorio. A Galán le exigió: "Yo le trato con absoluto respeto, y le pido que me respete".

El interrogatorio lo abrió el defensor José Aníbal Álvarez, a cuyas preguntas González negó haber tenido conocimiento del acta fundacional de los GAL, que calificó de "algo preparado ad hoc" para este proceso. También fue preguntado por otro documento del Cesid que anunciaba acciones inminentes en el sur de Francia. Respondió que lo desconocía.

González propuso que el Congreso le autorice a poner a disposición del Supremo toda la documentación clasificada del Cesid que recibió cuando era presidente del Gobierno. Según González, el Cesid no intervenía en aquella época en la lucha antiterrorista ni informó nada de los GAL. "Pero es preferible", agregó, "que, por una decisión de las Cortes, se entreguen todos los informes que recibí para acabar con esta especie de indefensión que hace que yo no pueda hablar y los demás hablen sin pudor".

El testigo dijo que no tuvo información previa de la Operación Larretexea, montada para capturar al etarra José María Larretxea con la intención de llegar hasta el capitán secuestrado por ETA Alberto Martín Barrios. "Cuando los geos fueron detenidos y Barrionuevo me informó de lo que había ocurrido, autoricé al ministro a que en nombre del Gobierno asumiese la responsabilidad de los hechos".

El abogado de Damborenea orientó su interrogatorio a demostrar el peso específico del ex secretario de los socialista vizcaínos a través de numerosos despachos con González. El ex presidente dijo que, al margen de otros encuentros informales en el comité federal del PSOE, sólo tenía constancia de dos despachos con Damborenea en 1984. García de la Lama pidió un careo entre González y Damborenea para dilucidar si ambos mantuvieron conversaciones sobre la lucha antiterrorista. Los 11 magistrados del tribunal lo denegaron por unanimidad.

Del secuestro de Marey, González dijo que no tuvo, "en absoluto, conocimiento del mismo". Lo reiteró después a preguntas del acusador popular José Luis Galán:

Galán: ¿Cuándo se enteró del secuestro de Segundo Marey?

González: No tengo precisión. Cuando el ministro del Interior se enteraba de un acontecimiento de esta naturaleza, me lo comunicaba. Pero soy incapaz de recordar si aquel hecho se consideró de la gravedad suficiente como para comunicármelo...

G: ¿Recuerda si Barrionuevo le dijo que este señor había sido trasladado a España?

F. G: No lo recuerdo. Evidentemente, si me lo hubiera dicho, probablemente lo recordaría.

Sobre el comunicado que condicionaba la liberación de Marey a la de los geos detenidos en Francia, el testigo opinó: "He oído hablar de eso. No veo otra relación de causa efecto más que para fastidiar la puesta en libertad de los policías". El abogado de HB Kepa Landa renunció a interrogarle "en su calidad de testigo". El fiscal tampoco hizo preguntas.

En otro momento, González consideró "evidente" que se ha producido "una concertación de voluntades para montar todo este asunto" al llevar las "disputas políticas a los tribunales de Justicia". Y añadió: "Si cualquier grupo violento hubiera dejado de actuar una década antes. . . Imaginemos que ETA hubiera dejado de actuar hace 10 años. ¿A alguien se le hubiera ocurrido reabrir un procedimiento para llevarlos a la cárcel? Realmente creo que esto era imposible de imaginar...".

Del juez Baltasar Garzón reveló que le llegó a pedir el indulto de los ex policías Amedo y Domínguez y que, también durante su etapa en Interior, pidió mandar en las fuerzas de seguridad. Su salida del Gobierno, dijo, no fue "ni cordial ni amable".

González relató que el ex ministro José Barrionuevo se opuso a que Garzón fuera en las listas electorales del PSOE por Madrid. Detalló que "no había mucha estima" entre Barrionuevo y Garzón. "Nunca había conocido una relación tan agria", añadió. ¿Recuerda usted si Garzón, como secretario de Esta do, le habló de la situación que tenían entonces los ex policías Amedo y Domínguez?, inquirió Pablo Jiménez de Parga, abogado de Barrionuevo. "Sí, en alguna ocasión, como los demás responsables de Interior. Yo recibí peticiones informales de indulto del señor Barrionuevo, Vera, Corcuera y también del señor Garzón en relación con ellos dos".

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