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Escombros

JUANJO GARCÍA DEL MORAL El mal llamado footing permite ver la ciudad de una forma distinta. La observación no se limita a ese recorrido, siempre igual, siempre con prisas, que hacemos a diario para ir al trabajo en autobús, coche o moto. Correr permite mirar la ciudad de una forma más pausada y variada, de manera que se perciben los cambios que se suceden en los árboles a lo largo del año, se observa la construcción de nuevos edificios o el derribo de otros y se advierte la apertura y desaparición de comercios. Se notan, en definitiva, las alteraciones en el paisaje urbano, incluidos aquellos elementos que lo afean. Así, un buen día observas la aparición de unos ladrillos rotos y de varios retales de azulejos. No le das importancia, convencido de que los servicios municipales se encargarán de retirar esos elementos, chocantes en un paisaje dominado por los flamantes edificios del nuevo campus universitario. Pero días después, cuando vuelves a pasar corriendo, adviertes que aquellos ladrillos no sólo no han desaparecido, sino que ahora hay más. Rechazas la posibilidad de que en zona tan ilustrada de la ciudad pueda surgir una escombrera. Sin embargo, conforme pasan los días aquello va creciendo, como si tuviera vida propia, de manera que los ladrillos empiezan a tener compañía. Primero la de una taza de wáter, poco después se suman un neumático y unos cartones sucios. Aparecen sillas rotas, sofás desvencijados... Aquello ya no es una escombrera, se trata de un vertedero incontrolado y los servicios municipales siguen sin actuar, ni siquiera cuando, pasadas unas semanas, la porquería empieza a invadir la flamante nueva avenida, dificultando el paso, no ya a los peatones -ya se sabe que a nuestros munícipes los viandantes les preocupan poco-, sino también -y eso son palabras mayores- a los automóviles. Y es que con los vertederos pasan cosas muy raras. Como en uno que hay junto a la autopista, muy cerca de Valencia. Empezó igual, poco a poco. Pero un día apareció vallado y con un cartel que rezaba: Abocador clausurat. Ajuntament de... Pero ha seguido creciendo, y ahora hay que correr la valla para que pueda progresar.

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