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Navegar en el fuego

Es la antítesis del Arca de Noé. La primera foguera experimental que planta en Alicante el Institut Valencià de la Joventut (Ivaj) está concebida para navegar en el fuego. Bajo el lema Laboratorio, la propuesta del artista Adolfo Siurana se concreta en una gran edificación de madera, integrada en el contexto urbano, que invita al paseante a mirar a través de sus ventanas. Al observar por las mirillas, el público descubrirá imágenes que le sumergirán en su propia historia. Laboratorio representa la renovación de las fogueres, la vuelta a la innovación. Es el único monumento de la ciudad que rompe con la construcción tradicional y plantea una propuesta plástica sobria, carente de color. Aquí no hay ninots. Independientemente de las preferencias estéticas, la foguera experimental ofrece al visitante el atractivo de la obra individual que marca la diferencia con el resto de monumentos. El Ivaj organizó el año pasado el primer concurso de maquetas de fogueres experimentales. El certamen está pensado para que los jóvenes que tienen entre 16 y 30 años puedan aportar su propia visión de las fiestas. El ganador de la primera edición del concurso, dotado con un premio de medio millón de pesetas, fue Adolfo Siurana, un valenciano de 27 años, autor del diseño del monumento Laboratorio, que se alza en el paseo de Campoamor. Los monumentos se emplazarán en la misma zona todos los años, ya que por esta calle se accede a la barraca popular, paso obligado de los jóvenes alicantinos durante las fiestas. El presidente del Gremio de Artistas de Hogueras de Alicante, Pascual Domínguez, ha llevado a la práctica la idea plástica de Siurana, y ha construido el monumento. La altura de la edificación de madera es de 17 metros, y esta dimesión provoca que la iluminación nocturna de la foguera convierta la obra en un inmenso rascacielos que desprende cientos de haces de luz. El presupuesto del monumento ronda los cuatro millones de pesetas. La propuesta experimental que el Ivaj presentará el próximo año se denomina La esencia del fuego. El diseño de la obra es de Juan Carlos Rayas, un alicantino de 21 años que ha conseguido el primer premio de la presente edición. El segundo galardón, dotado con 250.000 pesetas, fue para la maqueta presentada por David Manuel Moreno. Por su parte, Jesús Grau consiguió las 100.000 pesetas con las que se premia a la tercera propuesta seleccionada de este concurso. La iniciativa del Ivaj retoma la idea de la innovación plástica que hace una década instauró la Diputación de Alicante. El organismo provincial decidió hace tres años, tras la llegada del PP al gobierno de la institución, suprimir la plantà de las fogueres experimentales. A pesar de ello, la institución provincial mantiene su concurso y ofrece de manera gratuita la maqueta ganadora a las comisiones festeras para que puedan transformar en monumento la escultura seleccionada. Los distritos fogueriles han ignorado el ofrecimento de la Diputación de Alicante, quizá porque la estética de las obra es frontalmente opuesta al gusto de los festeros. Con la llegada del PP, la estética de la foguera oficial cambió radicalmente. Las autoridades abandonaron los proyectos arriesgados e innovadores y decidieron recuperar las primeras fogueras. Tradición por innovación fue la apuesta. Tras la plantà de los monumentos ganadores en 1928 y 1929, este año le tocaba el turno al premiado en 1930. La foguera se llama El millor homenatge y se instaló en la plaza Ruperto Chapí. Precisamente, el distrito agradece en el monumento que se le dé el nombre del compositor alicantino a un nuevo espacio público de la barriada. La réplica de la foguera es obra del artista Juan Capella, que consigue reproducir en la nueva construcción el espíritu de la época al utilizar los mismos materiales que el original. Las propuestas de la Diputación y el Ivaj evocan tiempos opuestos. Aún así, el pasado y el futuro de las fogueres conviven en armonía con el presente, el que encarnan los restantes monumentos que adornan las calles. Es probable que ninguna de las dos tendencias extremas se imponga en la fiesta, pero su presencia supone un respiro visual para el paseante. Estas creaciones permiten al público contemplar durante unos minutos una obra de arte diferente al resto de construcciones, aunque su fin sea el mismo, acabar pasto de las llamas durante la noche de Sant Joan.

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