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El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, asegura que su país necesita el apoyo de Occidente, pero no su dinero

Cada vez está más claro que sólo una fuerte inyección económica exterior puede devolver la confianza a los mercados financieros rusos y evitar la devaluación del rublo. Sin embargo, el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, sigue manteniendo la ficción de que el país puede superar la crisis por sus propios medios. Ayer, Yeltsin aseguró que hace falta el apoyo de Occidente, pero no su dinero. Aunque admitió que las arcas están tan vacías que no se puede garantizar el pago de sueldos y pensiones, y que el rublo se halla "al límite" de resistencia. "Los problemas son temporales", dijo. Según Yeltsin, los líderes con los que se ha comunicado en las últimas semanas para tratar de la crisis (como Bill Clinton, Jacques Chirac, Helmut Kohl y Tony Blair) "creen que Rusia va a salir adelante y no se va a hundir", y sus declaraciones alentadoras "son decisivas para todos los bancos del mundo". El presidente se refirió con alivio a que la tormenta está afectando "incluso a países tan fuertes como Japón", mientras que Rusia "todavía se mantiene firme".Lo que Yeltsin no dijo es que, cuando el peligro se hizo alarmante en el caso nipón, Estados Unidos salió inmediatamente al rescate, sin necesidad de utilizar como intermediario a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las que no se mueve un dedo sin el visto bueno de Washington. En el caso ruso, sin embargo, el Fondo lleva meses resistiéndose a desbloquear un tramo de 670 millones de dólares (unos 100.000 millones de pesetas) del crédito a largo plazo de 9.200 millones. El pasado jueves, por ejemplo, se decidió aplazar hasta la semana que viene la decisión, frustrando las esperanzas de los mercados.

Negociaciones

Por mucho que el presidente y su primer ministro, Serguéi Kiriyenko, eviten quedar como pedigüeños, sólo una fuerte inyección financiera puede eliminar el pánico que, desde hace más de un mes, azota a los mercados. El ex vicejefe de Gobierno Anatoli Chubáis, representante de Yeltsin ante los organismos financieros internacionales, ha dicho a las claras que hace falta un crédito de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares (de 1,5 a 2,25 billones de pesetas) para que las aguas vuelvan a su cauce. Negociar esa inyección de dinero será el objetivo principal de una misión del FMI que llegará la próxima semana a Moscú.Chubáis, que llevará la batuta por parte rusa, y que el jueves dijo que puede haber condiciones que su país no pueda aceptar, aseguró: "El solo hecho de que podamos contar con esos recursos puede cambiar la actitud de los inversores". El próximo martes, Yeltsin presentará el programa que ha elaborado su equipo de Gobierno para hacer frente a la situación. El FMI lo mirará con lupa, y sólo si le convence, y si recibe garantías de que se va a cumplir, aflojará la bolsa.

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