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Los árbitros hacen caso a Blatter

Carlos Arribas

Las palabras de Sepp Blatter han surtido un efecto inmediato. El martes, el nuevo presidente de la FIFA, salió a la palestra y dijo que los árbitros habían mostrado pocas tarjetas rojas, que actuaban por su cuenta sin atender a sus instrucciones originales. Michel Platini, el presidente del Comité Organizador del Mundial, añadió que el colegiado que no fuera duro ya podía ir haciendo las maletas. Ambos se quejaron de que no se estaba cortando el juego sucio, que se estaban tolerando acciones violentas y que tampoco se estaba siendo rigurosos con las entradas por detrás. Y anunciaron que hablarían seriamente uno a uno con cada trencilla para invertir la tendencia.Efectivamente, el panorama ha cambiado: en los tres últimos partidos del campeonato (Italia-Camerún, Dinamarca-Suráfrica y Francia-Arabia Saudí) se han producido ya seis expulsiones; en los 19 encuentros anteriores, sólo tres. El criterio ha cambiado, no hay duda, y la media se ha disparado.

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Los seis equipos afectados tienen razones para sentirse perjudicados. En medio del campeonato, sin previo aviso, han subido el listón. Pero es cierto también que la dureza se estaba apropiando del campeonato. Y basta con recordar el encuentro Brasil-Marruecos, que se saldó sin una sola tarjeta roja pese a las brutales entradas que realizaron los futbolistas africanos.

Pero el miércoles por la noche los criterios castigadores cambiaron: Kalla realizó una entrada con los tacos por delante contra Di Biagio y fue expulsado. Chiba había hecho exactamente lo mismo 24 horas antes en el muslo de Ronaldo y no fue ni amonestado.

El fenónemo se recrudeció ayer. En el partido de las cinco, se registraron tres expulsiones: Molnar, por pisar a un surafricano en una acción con pinta de inevitable; Phiri, por lanzar un manotazo a un danés que exageró el golpe, y Wieghorts, por una leve entrada por detrás.

Y por la noche, en el Francia-Arabia, otras dos tarjetas rojas. Primero, a Al Khilawi por una entrada a ras de suelo para parar la carrera de Lizarazu. Y después, la más sonada, en una demostración que el cambio de tendencia no entiende privilegios, a Zidane, que fue mandado a los vestuarios por pisar a su marcador. Hasta nueva orden, pues, lloverán las expulsiones.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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