La muestra "China: 5.000 años" quiere acabar con la imagen monolítica y mostrar la diversidad del país
La exposición China: 5.000 años que presentará a partir del 18 de julio el Museo Guggenheim reunirá 500 obras de arte procedentes de 17 regiones de la República Popular China y aportadas por 50 entidades diferentes, que abarcan desde el Neolítico al siglo XX. Estas magnitudes convierten la muestra en la primera exposición que reúne el arte tradicional y moderno de la cultura china. "Esta exposición pretende poner de manifiesto la diversidad, más que la unidad, artística en China", afirma el comisario Sherman Lee. El BBV e Iberdrola patrocinan el montaje.
La exposición ocupará dos terceras partes de la superficie expositiva del Museo Guggenheim de Bilbao. A pesar de que la totalidad de la muestra no estará instalada hasta la fecha de la inauguración oficial de julio, una parte de las piezas podrán ser visitadas por el público a partir del 28 de junio. Ese día se abrirán las tres galerías clásicas de la tercera planta del museo y las salas que hasta ahora han ocupado las obras del Anselm Kiefer y Sol Lewitt, con las piezas correspondientes al período moderno. La muestra tiene un presupuesto cercano a los 900 millones de pesetas, de los que 150 corren a cargo del Guggenheim de Bilbao. Para sufragar su parte, el museo ha logrado el patrocinio del BBV e Iberdola. El proyecto captó en Nueva York el apoyo de Coca-Cola, Nokia y Lufthansa. El Guggenheim presenta la exposición como una oportunidad de recorrer la única cultura viva a lo largo de 5.000 años. "Es la primera gran exposición en la que un museo consigue reunir arte chino tradicional y moderno", explican. En los últimos años, el Guggenheim ha ampliado su programación desde el arte contemporáneo occidental hacia otro tipo de manifestaciones, como el arte africano o el japonés. "En los umbrales del siglo XXI, China, que en las últimas décadas ha buscado un mayor compromiso e integración internacional, está preparada para convertirse en una formidable fuerza política y cultural", subraya el director de la Fundación Guggenheim, Thomas Krens. "Sin embargo, es posible apreciar en la obra de los artistas chinos del siglo XX su conflicto con la modernidad y las influencias extranjeras, lo que resulta tanto más conmovedor si lo contemplamos en el contexto del pasado de China y de sus tradiciones fuertemente arraigadas". Krens asegura que "al reunir obras antiguas y modernas" la exposición "constituye una oportunidad única para ampliar nuestro conocimiento colectivo de la cultura china, de su presente y de su pasado". El ex director del Museo de Arte de Cleveland Sherman Lee, comisario de la sección dedicada a las artes tradicionales, y la profesora de la Universidad Pública de Ohio, Julia Andrews, de la parte del arte moderno, han sido los responsables de China: 5.000 años, con el asesoramiento de destacados expertos. El Guggenheim tiene previsto editar un catálogo de dos volúmenes, con textos críticos elaborados por todo el equipo participante. La sección de artes tradicionales incluye descubrimientos arqueológicos recientes, como los guerreros de terracota de la dinastía Quin, junto a objetos de jade, piezas de bronce rituales, cerámicas funerarias, esculturas budistas o textiles. Sherman Lee intenta romper con la consideración monolítica de China. "Esta exposición pretende acabar con esta imagen invariable para poner de manifiesto la diversidad, más que la unidad, artística en China e identificar los períodos de mayor actividad y creatividad artísticas". La parte dedicada al arte moderno constituye, a su vez, la primera exploración sistemática del arte chino de los últimos 150 años en un museo occidental. Explora las formas de fundir la modernidad y las tradiciones en un contexto marcado por la industrialización urbana, la conquista extranjera, y, más recientemente, la gradual apertura al exterior. La sección moderna cuenta con óleos,piezas de diseño gráfico, xilografías y guohuas (pinturas tradicionales). Cronológicamente, está ordenada en cuatro etapas. La primera abarca la creación en formatos tradicionales desde mediados del siglo XIX a 1950, la segunda incluye a los artistas que asumieron la influencia occidental y la tercera se dedica la restructuración tras la constitución de la República Popular China. La última muestra las transformaciones vividas desde 1980 en adelante.
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