Los "hooligans" invadieron Marsella
Los cerca de 100 detenidos en dos jornadas de violencia serán expulsados con carácter urgente
Marsella se ha quedado seca. Inglaterra se fue a La Baule, su lugar de concentración, con los tres puntos, pero el balance en la ciudad portuaria es desolador: el provisional entre el domingo y ayer habla de cien heridos y 110 detenidos. El ministro del Interior francés, Jean Pierre Chevenement, se pronunció ayer por adoptar medidas de expulsión urgente a todos aquellos aficionados que provoquen disturbios. 15 de los detenidos hasta ayer por la tarde comparecerán con carácter inmediato ante un juez. A dos de ellos -Chistopher Anderson y Graham Whitsby- se les impuso ya ayer tres meses de cárcel y no podrán entrar en un año en territorio francés. Los dos, condenados en un proceso rápido, fueron identificados como los autores de lanzar un artefacto incendiario contra un coche aparcado.Superada la primera resaca, cuando los comerciantes del Port Vieux aún barrían los destrozos de los cristales de sus comercios, la batalla campal se desplazó a la playa de El Prado. Allí se instaló una pantalla gigante para los aficionados sin entrada y allí se se libró otra descomunal pelea entre tunecinos e ingleses, atajada por los antidisturbios. Otra vez sirenas, ambulancias, camiones del ejército. 15 personas resultaron heridas y seis fueron conducidas a un hospital, entre ellas un hombre dañado por arma blanca y un niño. Sólo ayer, hubo 40 detenciones.
"Estoy orgulloso de ser blanco". Con ese grito y con gestos nazis, los ingleses habían apaleado a los tunecinos la víspera del partido. Horas después, fueron vengados por los inmigrantes árabes de la periferia que atacaron a los hooligans con barras de hierro. Marsella amaneció ayer tensa y se palpaba que cualquier chispa volvería a encender la mecha. Policías armados hasta los dientes controlaban los accesos al estadio, al metro, cualquier esquina, las peleas con los reventas. Ya hubo cargas y destrozos por la mañana. Pero al final la batalla se libró en la playa, junto a la plaza de David, en honor a la réplica de la estatua de Miguel Ángel que la preside. Todo estaba tranquilo hasta que Shearer, poco después de las tres de la tarde, marcó el primer gol. Situados en la esplanada frente a la pantalla, los ingleses se giraron en bloque hacia los tunecinos, ubicados en una grada de mecanotubo, frente a la pantalla. Voló desde el lado magrebí una botella, después una segunda, otra tercera..Y en la trifulca se acabaron cruzando piedras, arena, aparecieron bengalas, se arrancaron sillas. La carga provocó carreras en la playa y hasta los bañistas huyeron despavoridos. La organización canceló la conexión y se acabó la fiesta. La policía cortó la circulación en dirección al puerto. Los seguidores regresaron a pie con un punto de verguenza. Mientras, algunas personas sangraban en el suelo.
"Esto era un examen muy serio para Marsella y mira qué hemos hecho". Julián, un estudiante de matemáticas de 18 años, contemplaba petrificado, sentado en un banco del paseo marítimo cómo un inglés era atendido en el suelo.
También París sufrió el vandalismo, en esta ocasión el de los alemanes. Algunos de ellos, poco antes de que comenzara el partido Alemania-Estados Unidos, se enfrentaron a la policía en los aledaños del Parque de los Príncipes.
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