Mediatización
En México, como en todo el mundo, la mediatización transita con mayor fluidez a través de las venas sociales. Cuando este fenómeno se mezcla con el fútbol, el comportamiento del ser humano entra en una etapa prolongada de metamorfosis. Los problemas se diluyen o, en el peor de los casos, su sabor no es tan desagradable. El sentido gregario cobra vida entre seres que siempre rechazan la libertad; la fraternidad se observa en los cafés y el lenguaje es monotemático, pero, al fin, es diálogo. Los protagonistas del deporte se convierten en superhombres nietzscheanos; las lágrimas de Romario evaporan las pantallas de nuestro televisor y el ambiente parisiense ingresa en nuestras habitaciones. Cada gol de la selección mexicana representa la catarsis de nuestras circunstancias problemáticas... el eclipse mundialista se espera desde hace cuatro años.Mientras que 40 millones de mexicanos viven en extrema pobreza, dos cadenas de televisión (Televisa y Televisión Azteca) mandan ejércitos de comentaristas, cómicos, actores, técnicos y monigotes para escenificar un circo. El showbiz maquilla al fútbol. La guerra por la teleaudiencia se conquista a través de chistes porque la señal de los partidos es la misma en ambas cadenas. El liberalismo económico llegó a las pantallas de televisión; podemos elegir. Los culebrones son sustituidos por el aglutinador familiar más importante: el fúlbol. En fin, creo que lo único que puede salvar al mundo, como dijo Heiddeger, es pensar.
Confieso que me gusta el fútbol, pero sin adjetivos. Practico este deporte desde pequeño. Pero la mediatización y las agresiones constantes, de ésta hacia la ética, me preocupan.- .
