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EL 'CASO BANESTO'

El mando a distancia

La "devolución" de Mario Conde a Juan Belloso, por las tres jornadas del juicio oral iniciadas el lunes pasado, comenzó ayer. Juan Sánchez-Calero, una persona normalmente afable y tranquila, no fue, al menos ayer, la excepción a la regla en el entorno del ex banquero. Casi todas las personas que trabajan para Conde tienden a sufrir una metamorfosis de carácter y de físico, para adaptarse a las necesidades de su cliente.

Sánchez-Calero empezó ayer con tono áspero, de policía, a interrogar a Belloso, enfatizando su desdén con inflexiones en la voz. Como no es naturalmente agresivo, le salía forzado, como aquellos niños que con voz aflautada pretenden pasar por mayores.

Los buenos abogados mantienen una distancia respecto de sus clientes. Porque, entre otras cosas, esa actitud es la más acertada para lograr sus propósitos.

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Sin embargo, muchos abogados actúan como en el campo de fútbol, como hinchas de su cliente. No es la mejor actitud, ni siquiera para defender sus intereses.

En el caso de Conde todo es espectáculo. El ex banquero, sentado en el banquillo, ostenta unas cuartillas de ordenador con las preguntas para Belloso y mantiene un sistema de comunicación gestual con el letrado, a partir del cual debería deducirse por dónde conviene preguntar. El letrado hace lo que puede.

Conde no sólo mantiene este sistema de control sobre su letrado. Comenta en voz alta lo que deberían contestar los acusados que están siendo interrogados y protagoniza un diálogo imaginario con el tribunal. Con mucho gesto.

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