Laudrup, una especie en extinción

Desapercibido entre las jóvenes estrellas del fútbol, Michael Laudrup regresa a la Copa del Mundo doce años después de su espectacular actuación en México 86. Regresa para despedirse. Hoy disputa su 100º partido con la selección de Dinarmarca y le miraremos con una mezcla de alegría y nostalgia. El jugador que se va en todos los sentidos. Por edad y porque su estilo de juego no se lleva.

Laudrup es el balón. Y eso no está de moda. Ahora es preponderante lo atlético y lo táctico, consagrado en una de las frases más terribles del fútbol actual: "Qué bien juega este tipo sin balón". Jugar sin la pelota, desdeñarla, convertirla en un problema. Así es la cosa.

Por eso futbolistas como Laudrup y Romario son dinosaurios de otros tiempos. A ellos sólo les interesa el balón. Sin él, no son nada.

Laudrup se retira del fútbol con 35 años y títulos en la Juve, el Barça, el Madrid y el Ajax. Sólo le ha faltado el Milan. Nunca se ha distinguido por su condición física, y menos en este momento, así que habrá que verle un poco lejos del área. Se situará en una zona tranquila y allí esperará el balón. En realidad, Laudrup siempre ha sido así. Cruyff le entendió mejor que nadie. Le depositó en una banda, preferiblemente la izquierda, hasta que el juego desembocara en él. Le liberó de cualquier otra función y le dispuso para lo que ha hecho como nadie: el regate y el pase final. En estas dos cuestiones, Laudrup ha sido un mago.

Laudrup ha hecho escuela entre la gente, que le recuerda con veneración. Porque a la gente le gusta el futbolista y lo que hace con la pelota. A los entrenadores cada vez les interesa menos, así que construyen futbolistas y equipos perfectamente olvidables. A Laudrup no le olvidaremos nunca.