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Txomin Badiola critica la programación "totalmente populista" en que se ha embarcado el Guggenheim

Txomin Badiola (Bilbao, 1957), uno de los escasos artistas vascos con obra expuesta en el Museo Guggenheim de Bilbao, considera que, tras una brillante fase de inauguración que ha supuesto una "diferencia notable en el conocimiento , la pinacoteca bilbaína ha iniciado una tendencia de programación "totalmente populista", "chocante" y que induce a la "confusión" al evidenciar una "falta de fe en la sensibilidad del espectador". Badiola expone en España por vez primera tras pasar cerca de una década de estancia y trabajo en Londres y Nueva York.

Txomin Badiola se estableció de nuevo en Euskadi hace apenas un mes. Ayer presentó en la sala Lekune de Pamplona (Bergamín, 14, bajo) su primera exposición en España tras su regreso con obras que nunca antes se habían expuesto en nuestro país. La exposición, titulada Imágenes-images 1993-96, está compuesta por 18 fotografías y dos trabajos escultóricos realizados durante sus últimos años de estancia en Nueva York. Su regreso ha servido para reflexionar sobre los vínculos artísticos que la Fundación Guggenheim ha creado entre ambas ciudades. "El Guggenheim ha supuesto una diferencia notable en el conocimiento de Bilbao y Euskadi en una ciudad que es el centro del arte mundial. Todo el mundo o ha estado ya o quiere visitar el museo", señaló el artista. "La diferencia ha consistido en estar o no estar en el mapa y si antes los grandes directores de museos del mundo viajaban a Nueva York, Londres y París, ahora lo hacen también a Bilbao". "Chocante" Sin embargo, Badiola considera que, tras el trabajo de presentación del proyecto Guggenheim Bilbao, en el que hubo un esfuerzo destacable por aglutinar una muestra artística de vanguardia, se ha pasado a un "chocante" proceso de programaciones figurativas y tradicionales "totalmente populistas" que inducen a la "confusión" del espectador. "Las exposiciones que se ven ahora y las que están previstas no tienen mucho que ver con el espíritu que el Guggenheim ha defendido toda la vida. Por definición, el museo ha sido sede de arte abstracto", añadió. "Sin embargo, vemos artes decorativas en el museo después de que el público superara el shock del inicio y no se entiende por qué vuelven a colocar una pintura de toda la vida. Refleja una falta de fe en la sensibilidad de la gente", comentó. El artista vasco fue contundente: "No puedo imaginarme estas exposiciones del Guggenheim Bilbao en el Guggenheim de Nueva York. No serían de recibo". Badiola ha estructurado su primera exposición tras su regreso en torno a imágenes de series fotográficas (Será mejor que cambies; La guerra ha terminado; Vida cotidiana y Complot de familia) no exhibidas anteriormente. El autor expresa su interés por "escenarios, espacios, personas e ideas" que no sólo escenifica fotografiándolas, sino que filma en vídeo y recupera después, mediante su reconstrucción con diferentes materiales, en forma escultórica o de instalación. Dos de estas construcciones, Quién, cómo, cuándo (desconocidos) y The killer, una conjunción de maderas, cuerdas, objetos cotidianos, reproducciones fotográficas, metales y otros materiales, se exponen ahora en la capital navarra. Estuche de 30 fotografías "No me interesa especialmente el aspecto técnico de la fotografía", señala Badiola. "De hecho, utilizó diversos tipos de materiales. Son imágenes en cybachrome, algunas tratadas por ordenador, otras no. Lo que busco son ideas vagas. Personas en situaciones reflejadas con materiales y formatos distintos que después vuelvo a reunir". La galería Lekune ha editado para la muestra un estuche con un total de 30 fotografías del artista, una de las cuales ha sido creada específicamente para esta exposición. "Cuando expones en el Soho o en Nueva York, obviamente, se produce un fenómeno de cantidad. Van miles de personas a ver tu trabajo", subraya Txomin Badiola. "Y luego otro de calidad. Si expones en las galerías de prestigio, estás ante los ojos de los grandes expertos, de los mejores directores de museos, críticos, etcétera. Sé que aquí no se puede pretender que sea igual. Estoy aún aterrizando. Ahora mismo no trabajo, porque debo centrarme en mi regreso, que ha sido producto de un replanteamiento personal que todos nos hacemos cuando llevamos ya unos años fuera", manifiesta.

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