¡Festimad, sí! ¡En el Soto, no!

El festival de música alternativa que durante los primeros días de mayo se viene celebrando en el parque natural de El Soto (Móstoles) se ha convertido en un sucio negocio que deteriora cada año de una forma grave nuestro escaso patrimonio natural.En días consecutivos nos vimos privados de nuestro parque público, ya que, aunque el Festimad finalizó, todavía estuvieron largo tiempo retirando el tremendo despliegue de carpas y escenarios que requiere este macromontaje, junto con las toneladas de basura que en sólo tres días han inundado el parque.

El espectáculo alrededor del parque era desolador, las vallas que lo circundaban, que habían sido recubiertas con alambre de espino como los campos de concentración, habían sido arrancadas de cuajo. Encinas jóvenes que habían sobrevivido al festival del año anterior, y que trataban de hacerse un hueco entre la vegetación del parque, se amontonan junto con las malas hierbas y las basuras. Y algunos sauces, que probablemente tengan más años que la mayoría de los mastuerzos que los han destruido, quedan partidos por la mitad junto a las vallas arrancadas.

Hace una semana lloraba por Doñana, y por los peces y aves que ya no podré enseñar a mi hijo, hoy lloro por las encinas que no vamos a ver crecer.

Pero en el fondo de ambas cuestiones veo el mismo interés económico, de empresas privadas que ganan mucho dinero sin preocuparles el impacto que tienen sus actividades sobre el entorno natural, que hoy por hoy sigue siendo de todos.

Y, por cierto, por salvajes que parezcan los autores de los destrozos, no olvidemos que ellos son una vez más las víctimas de este sistema.

Que ni les ha proporcionado una sensibilidad hacia lo que poseen, ni les ha permitido tener los nueve talegos que vale la entrada para ver a sus grupos de música favoritos. Los organizadores de este tinglado y los responsables públicos municipales son los únicos responsables de que esto ocurra y de que el año que viene vuelva a ocurrir. Eso sí, las entradas valdrán a 10.000.-