El Festival de los Jóvenes Europeos se cierra con menor impacto en Barcelona que en las comarcas
Con una gigantesca paella elaborada para 10.000 comensales y una fiesta musical en el barcelonés Moll de la Marina se clausuró anoche el V Festival de Música de los Jóvenes Europeos, que durante toda la semana ha ofrecido más de 1.200 conciertos en toda Cataluña. Aunque no han sido facilitados datos exactos respecto a la participación popular, sus organizadores señalaron ayer a este diario que la afluencia de público y el impacto popular han sido menores y más irregulares en Barcelona que en el resto de localidades catalanas.
"En comarcas, la respuesta del público a los conciertos que han ofrecido los jóvenes ha sido masiva", explicó ayer a este diario Núria Sempere, presidenta de la Associació Catalana d"Escoles de Música, organizadora del festival. "En Barcelona el público se ha implicado menos, aunque muchos paseantes se quedaban a escuchar todo el concierto ante la enorme calidad de los grupos y orquestas", explicó Ignasi Gómez, director artístico del festival. "Estamos satisfechos porque uno de los objetivos del festival era demostrar que en toda Cataluña, en el resto de España y en toda Europa existen escuelas en las que los niños y los jóvenes pueden convertirse en músicos de gran nivel. Y el resultado artístico ha sido extraordinario". Objetivos cumplidos El enorme esfuerzo de las 91 escuelas de música catalanas que han acogido a los 5.500 jóvenes del resto de España y de 21 países europeos, la entrega de los 500 voluntarios que los han atendido durante su estancia en Barcelona y la eficacia de contar con el antiguo mercado del Born como centro de operaciones han sido vitales para el éxito del encuentro, según señalan sus organizadores. "Los objetivos se han cumplido y el festival se ha desarrollado en la más feliz normalidad, en un ambiente de buen humor y convivencia que dará sus frutos", señala Sempere. El primer fruto ha sido el nacimiento de la Unión de Escuelas de Música y Danza, creada el pasado miércoles por centros de Canarias, Galicia, Madrid, País Vasco y Cataluña, con Núria Sempere como presidenta. "Habrá un antes y un después del festival porque las escuelas de música reclamarán cada vez con más fuerza su espacio en la política cultural de los ayuntamientos y las comunidades autónomas", asegura. Además de convivir con sus colegas extranjeros, las orquestas y grupos catalanes y del resto de España que han intervenido en el festival han aprendido que se puede hacer música en todas partes, sin el ceremonial de los auditorios y sin costosas infraestructuras técnicas. "Los niños, acostumbrados a tocar individualmente, han visto que vale la pena interpretar música en grupo y que en una escuela pueden alcanzar un nivel muy alto", señala Ignasi Gómez. Las orquestas han demostrado su nivel interpretando obras de enorme exigencia, desde sinfonías y conciertos del repertorio barroco, clásico y romántico habitual a partituras de autores de Janácek, Bartók, Stravinski o Dallapicola. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, entregó anoche en el acto de clausura en el Moll de la Marina la bandera del festival a Anne K. Slungard, alcaldesa de la ciudad noruega de Trondheim, que acogerá en el 2001 la impresionante cita que cada tres años promueve la Unión Europea de Escuelas de Música (EMU). De los 40 escenarios repartidos por el centro de la ciudad, por los que el viernes y el sábado desfilaron centenares de orquestas, bandas y grupos, los situados en la plaza de la Seu y la plaza de Catalunya son los que han congregado más público, señalan Núria Sempere e Ignasi Gómez. En la fiesta de clausura, con el protagonismo del grupo de reggae Dr. Calypso, intervinieron los conjuntos Jazzmanía, de Holanda, y Bonheur Big Band, de Hungría, varios grupos instrumentales y vocales de Noruega y la recién creada Orquestra de les Escoles de Música de Catalunya, dirigida por Ernest Martínez Izquierdo, que el lunes se presentó en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y el miércoles actuó en la fiesta de inauguración orquestada por el grupo teatral Comediants en el Palau Sant Jordi. "Todas las escuelas esperan que las administraciones apoyen a esta orquesta de grado medio que ha demostrado un nivel sensacional con muy pocos meses de existencia", explica Sempere.
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