La fiesta fue para todos
La fiesta, al final, no ha excluido a los desheredados, y tanto el público como los feriantes, como los que se buscan la vida al calor del bullicio pudieron disfrutar de la Feria de Córdoba. El bando del alcalde, Rafael Merino, prohibiendo el ejercicio de la venta ambulante, la mendicidad y otras actividades sin licencia en el recinto de El Arenal, se aplicó con la habitual manga ancha y los cordobeses están teniendo la fiesta en paz. La Feria es un fenómeno popular con una lógica propia en la que apenas hacen mella los conflictos políticos, deglutidos de inmediato por las luces, las atracciones, el vino y la música de las casetas. Así, por mucha polémica ciudadana que se formara en torno a uno de los puntos del banco dictado por Rafael Merino con ocasión de la Feria de la Salud -que termina mañana-, la fiesta se ha desarrollado en Córdoba como siempre, con el único obstáculo del agua y el frío. El bando objeto de debate recordaba la prohibición de venta ambulante, mendicidad y otras actividades sin licencia municipal. El anuncio de su publicación suscitó una fuerte polémica política y ciudadana, en la que más de 70 colectivos se sumaron al Contra Bando, un manifiesto en el que se reclamaba una Feria más solidaria, en la que todo el mundo tuviera cabida. La polémica bajó de tono cuando el gobierno municipal, del Partido Popular, recordó que dos años atrás los alcaldes de Izquierda Unida publicaban los mismos bandos, y lo cierto es que en la Feria se ha hecho lo de siempre: vista gorda con los vendedores ambulantes y levantamiento de actas a los casos más descarados. El responsable municipal de Seguridad, Antonio Aguilar, dijo ayer que en toda la feria se han levantado 30 actas, la mayor parte por instalación ilegal de máquinas expendedoras de bebidas y algunas por puntos de venta que obstaculizaban el paso. Para Aguilar, el Ayuntamiento no puede consentir los casos flagrantes de competencia desleal, pero ha sido "tolerante" con la venta ambulante móvil -claveles, tabaco, yoyós, pulseras-, pese a detectar que ésta ha proliferado este año, quizá como desafío a la prohibición o al verse los vendedores más respaldados por los firmantes del Contra Bando. A lo largo de la Feria se han sucedido los comunicados de varios grupos ciudadanos en contra de la medida, si bien el ambiente de la Feria era más que alegre y tranquilo. La fiesta, si ha tenido algún enemigo ha sido la climatología. Un año más, marzo "mayeó" y mayo "marceó", lo que implica lluvias casi diarias, una tormenta que arrasó el recinto al día siguiente de la inauguración y hasta algún accidente (ayer, una joven quedó gravemente herida por una barra que se desprendió del toldo de una caseta), por no hablar de una feria taurina deslucida en la que ayer se tuvo que suspender uno de los festejos más atractivos, con Ponce, Rivera Ordóñez y Finito en el cartel. La gente, que había llenado el recinto de El Arenal el día del estreno -el pasado viernes-, se vio obligada a prescindir de la fiesta debido al mal tiempo, y ya el miércoles, viendo que el sol sólo salía a ratos y que no había visos de mejora, se lanzó masivamente a la Feria, así cayeran chuzos de punta. Pero no ha faltado el buen humor, y hasta el alcalde, en la recepción a la prensa, comentaba que había instalado el riego por goteo en la caseta municipal. Casi 150 casetas forman la Feria de la Salud, la mayor parte abiertas al público y gestionadas por partidos, organizaciones ciudadanas, peñas y cofradías. Su ambiente es popular, y su decoración varía desde el simple corralón con farolillos hasta el lujo de la caseta privada, con suelo de madera o alfombra de esparto y aire acondicionado, que este año no ha hecho mucha falta.
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