De ventanilla en ventanilla sin ninguna solución
La protesta de los controladores sumió ayer el aeropuerto de Madrid, Barajas, en un descontrol absoluto. Los viajeros se agolpaban en los puestos de información en busca de una respuesta a su incierta situación.Preguntaban por la demora o la cancelación de su vuelo, pero de las ventanillas de las compañías aéreas les remitían a las de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea. Rebotaban de una a otra sin que les dieran solución alguna. Las compañías aéreas culpaban a Aena y a las compañías. Nadie se hacía responsable del caos. A medida que los retrasos avanzaban, los ánimos se calentaban más y más.
Entre los afectados los hubo ilustres, como los músicos del grupo de rock Iron Maiden, cuyo vuelo se retrasó varias horas y puso en peligro su concierto de ayer noche en Francia. También la modelo Claudia Schiffer, que promocionaba un modelo de coche en Madrid estos últimos días, vio su vuelo retrasado. Al final, logró despegar rumbo a Alemania gracias a un trato especial.
Descontrol
Pero los viajeros comunes se tragaron todo el descontrol y la espera. Un empresario británico ironizaba: "Spain is different". Inmediatamente después, solicitó que le cambiaran su billete a Barcelona por otro con destino a cualquier otra ciudad europea que no fuera española. Consiguió uno hacia Zúrich (Suiza).Una señora de unos 55 años lloró desconsolada cuando una señorita de Aena le confirmó que su vuelo a Almería había sido cancelado. "Me voy a perder la boda de mi única hija", sollozaba. En busca de una alternativa, corrió a la oficina que Renfe tiene en el aeropuerto para ver si podía viajar en tren. Iberia ofrecía a última hora alojar a sus pasajeros en hoteles de la zona, la mayoría de ellos ya sin vacantes, o enviarles a sus destinos en tren o autobús.
Leonardo Becari, un fotógrafo de 32 años, viajaba ayer a Santiago de Chile con escala en Londres. Tenía asiento en el vuelo 2467 de la compañía British Airways. Debía despegar a las 18.55 horas para coger su vuelo de enlace a las 21.00. Pero lo perdió, porque su vuelo no despegó de Madrid hasta las 22.00.
La compañía aérea le dio otro billete para salir dentro de tres días de Londres, pero se desentendió, sin embargo, de los gastos en los que el viajero debía incurrir durante ese tiempo. El portavoz de Aena, Antonio Torrejón, reconoció que "la empresa no presta ninguna atención a los viajeros ni puede aportar solución alguna a la situación [...] Estamos inmersos en una situación de conflicto", añadió.
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