Juego inteligente y seguro

» Algo nervioso. El Madrid fue de menos a más. Empezó algo nervioso, perdiendo el balón con relativa facilidad. Jugaba demasiado en largo, pero no conseguía progresar por errores en el pase. No lograba eludir la fuerte presión que ejercía la Juventus por falta de apoyos. La distancia entre líneas dificultaba la recuperación del balón.» Mejor en corto. De salida, Heynckes permutó las posiciones de Seedorf y Karembeu, para que Redondo estuviera más arropado y para impedir que Zidane jugara con comodidad (salvo en los primeros minutos y en acciones aisladas, los madridistas lo consiguieron). Cuando empezó a jugar más en corto y a asegurar el pase, el Madrid se deshizo de la presión y fue adueñándose del partido. Subió el nivel de participación. Aumentaron las soluciones al poseedor. Las distancias se acortaron y llegaron las ayudas.

» Seguro de sí mismo. Tras el descanso, el Madrid volvió al campo muy seguro de sí mismo, y con la idea clara de controlar el partido a través de la posesión. Cuando empezaba a ser dominado, se sacrificó para defender, y supo enfriar el partido tocando. Redondo apareció cuando el equipo más le necesitaba. Aportó su gran clase y su enorme capacidad de trabajo.

» Juego inteligente. Después del gol, el Madrid jugó de forma muy inteligente: conservó el orden, se mantuvo muy arropado y administró muy bien sus salidas al ataque. No pasó apenas apuros. La línea defensiva estuvo muy cohesionada, consiguiendo neutralizar a Inzaghi y Del Piero. Heynckes sacó a Jaime para fortalecer el centro del campo y a Suker y Amavisca para perder tiempo.

» Hierro y Mijatovic. Hierro y Mijatovic fueron los principales protagonistas. Hierro tuvo una actuación muy completa: salió bien al cruce, demostró un gran sentido de la anticipación, dominó con claridad el juego aéreo y mantuvo el orden defensivo. Mijatovic fue la mejor opción ofensiva de los blancos. Participó hasta la extenuación. Cayó bien a las bandas y al medio campo, dando continuas soluciones para el pase. En las acciones individuales desbordó casi siempre y, en el gol, mostró gran serenidad y seguridad.