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Duelo y batalla por Sinatra

La familia del cantante veta a la prensa mientras se airean disputas por una herencia de 30.000 millones

Hoy se celebra en Beverly Hills el funeral por Frank Sinatra, y su familia ha prohibido por completo el acceso a la prensa. No se permitirá la entrada de fotógrafos ni se retransmitirá una sola imagen o palabra de la misa en la iglesia del Buen Pastor, a la que tienen previsto asistir viejos amigos del cantante de Nueva Jersey, como Robert Wagner, Tony Bennett, Kirk Douglas y Jack Lemmon. Los hijos y la viuda de Frank Sinatra han heredado de él ese mítico rechazo hacia la prensa, pero es otra herencia la que preocupa estos días a la familia: la fabulosa fortuna generada en los últimos cincuenta años por uno de los nombres de marca más productivos de la industria del entretenimiento.Según varias informaciones aparecidas en la prensa de Estados Unidos tras el fallecimiento del cantante, la pasada semana en Los Ángeles, los hijos de su primer matrimonio (Nancy, Frank y Tina, que ahora tienen 57, 55 y 49 años, respectivamente) están desplegando una batalla contra Barbara Marx Sinatra, la que fue su cuarta y última esposa, con quien de hecho han estado prácticamente incomunicados en los últimos años. No hay duda de que es este tipo de filtración en la prensa lo que hace a la familia vetar a los periodistas de su entorno privado. Otra cosa que tampoco les agrada es, por ejemplo, que los medios estén persiguiendo la exclusiva sobre las últimas palabras de Sinatra antes de pasar al más allá. Según el Post, éstas fueron «Oh, Dios mío, oh madre». Pero ahora Variety cita a Nancy Sinatra asegurando que lo que dijo fue: «Se me va (la vida)».

En cualquier caso, la fortuna de Sinatra se está calculando en torno a los 200 millones de dólares (más de 30.000 millones de pesetas). Para empezar, y según uno de los primeros rumores que ha difundido el tabloide The New York Post, Frank Sinatra pidió que entre una y dos terceras partes de esa suma se destine a organizaciones caritativas para la infancia. La familia ha dicho que hace tiempo perdió la cuenta de los millones de dólares que Sinatra dio a organizaciones benéficas durante su vida. Éste es uno de los detalles que deberán confirmarse en las próximas fechas, cuando el testamento de Sinatra se haga público. Del testamento también se ha filtrado oficiosamente que los derechos del catálogo de música serán para los hijos, mientras que la viuda recibirá propiedades inmobiliarias en Malibú y en Beverly Hills. Pero esto también está por ver.

Hasta ahora, Tina, Frank júnior y Nancy habían sido los depositarios del catálogo de Reprise Records, la casa de discos fundada por su padre y que incluía sus grandes éxitos entre 1960 y 1988, como Strangers in the night o Fly me to the moon. Aparte quedan los royalties de Sony y Capitol Records. Frank y Barbara Sinatra se quedaron con los derechos de los discos posteriores, el más rentable de los cuales fue el superventas Duets en 1993. Además, también hay pendiente una disputa con RCA sobre las grabaciones de Sinatra con la orquesta de Tommy Dorsey en los años cuarenta, que controlan sus herederos. Actualmente se venden al año un millón de discos de Sinatra en todo el mundo, una cifra que podría aumentar ahora tras su fallecimiento. Grandes cadenas de venta de discos en Estados Unidos, como Tower Records, están reponiendo aceleradamente su stock de Frank Sinatra para atender la demanda de los últimos días.

En los últimos días, las luces del Empire State Building de Nueva York se pusieron azules en recuerdo del color de los ojos de Sinatra, y los casinos de Las Vegas apagaron las luces en homenaje a su rey. Mañana, Sinatra será enterrado en un cementerio del desierto de Palm Springs, en California. Pero hay todavía un enorme trozo del imperio cuyo destino final aún está por decidir. La disputa, según distintas fuentes, empezó mucho tiempo antes de la muerte del cantante, aunque su entorno siempre ha intentado dar la imagen de que todo es de color rosa. La edición de esta semana de Newsweek insiste en la polémica y asegura que «las relaciones (entre los hijos y Barbara) han llegado a estar tan mal que no podían permanecer juntos en la misma habitación». También se cita a un portavoz de la familia que pone en entredicho todas estas insinuaciones.

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