JOSÉ ANTONIO SISTIAGA PINTOR "Es un error que los artistas tengan una carrera universitaria"
El pintor José Antonio Sistiaga (San Sebastián, 1934) presenta su obra más reciente en una exposición en Bilbao titulada Gesto energía cambio, tres palabras en la que el autor ve resumida su larga trayectoria por la abstracción, desde los incipientes movimientos de creación de la Escuela Vasca de los años 60. La exposición se inaugura hoy en la sala Berta Riaza (Plaza de Arriquibar, 5) y reúne óleos de gran formato sobre lienzo y otros pequeños sobre papel, junto a cuadros realizados con tintas. Pregunta. ¿Qué recuerda de aquellos años de la Escuela Vasca? Respuesta. De eso ya se ha hablado mucho. P. ¿Pero cómo lo recuerda? R. ¡No me voy a acordar! Eramos todos adultos, cada persona ya tenía su criterio de trabajo, que luego ha seguido. El grupo Gaur [el colectivo de la Escuela Vasca que se constituyó en Guipúzcoa en 1966] duró año y medio y se disolvió de manera natural, cuando ya para nosotros no tenía función alguna, al menos para mí. P. ¿Tendría sentido formar un colectivo similar hoy en día? R. Eso habría que preguntarlo a los artistas de ahora. Quizá el carácter de la gente más joven ya no sea el mismo; nosotros teníamos otro sentido de la existencia. Ahora hay un individualismo exacerbado. Y algo muy curioso: mientras que nosotros [los miembros de los grupos de su generación] no soportamos Bellas Artes -yo sólo estuve mes y medio en Bellas Artes en París y comprendí que no me servía- hoy la mayoría de los artistas tienen estudios. Creo que es un error que los artistas tengan una carrera universitaria. P. ¿Por qué? R. Porque de ahí surge un academicismo no figurativo, abstracto, que es peligroso para la creatividad. Todos los academicismos son muy conservadores. Lo que sí tienen los alumnos de Bellas Artes es un conocimiento inmenso de todo lo que se hace en cualquier lugar del mundo; esto que puede ser interesante al mismo tiempo se convierte en un hándicap muy grande. El problema para un artista es qué hago yo, no qué copio yo. El error actual, a mi entender, es esa obediencia del artista joven a la Escuela de Bellas Artes como única vía. No veo que nadie se rebele frente a esa obediencia negativa. P. ¿Qué les propone usted? R. Que piensen, que reflexionen, que observen, pero que no obedezcan. P. ¿No cree que es positiva la cantidad de información que manejan los jóvenes? R. La información no sólo llega de lo que ves, oyes o lees, sino también de lo que haces. La información también la das tú. Me extraña, por ejemplo, que nadie vaya a copiar al Museo de Bellas Artes de Bilbao para aprender. Pienso que es preferible aprender copiando a los clásicos. Goya aprendió copiando a Velázquez. Balerdi y yo nos conocimos haciendo copias en San Telmo con 15 años. Tomábamos decisiones personales para llegar a las obras, con técnicas diferentes, con objetivos distintos. En una escuela, desaparecen las ideas propias, no se respetan. Esta opción personal me parece más interesante para aprender que seguir las pautas que establece un ministerio. P. ¿No ayuda a la creatividad incrementar el nivel de formación? R. No. Les quitas las becas, las ayudas, y no pintan y cuadro. En realidad lo único que hacen es no quitarles nunca la madre. Una madre que es la familia, la Universidad o la beca. El pensamiento surge en soledad, no en la masa. P. ¿No le gusta, entonces, lo que hacen los artistas de la nueva generación? R. No sigo mucho lo que hacen. He trabajado durante seis meses en un taller de Arteleku, pero no he tenido contacto con los jóvenes que trabajan allí. En general, no se establece diálogo. Viven de una forma muy mimética. P. ¿Va a recuperar las actividades de pedagogía infantil que puso en marcha en los años 60? R. No, no. Aquello lo interrumpí a principios de 1968, al cabo de cinco años de trabajo. Fue una forma de creatividad diferente, pero se había convertido en algo repetitivo. P. ¿Y el cine? R. Entre el año 68 y la primavera del 70 hice el único largometraje de la historia pintado directamente sobre el celuloide. Pienso que es un arte nuevo y, entonces fue una necesidad estética. 20 años después he realizado la cuarta película.
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