El Prado y los flases
Soy un profesional de la imagen y de la comunicación que gusta de acudir a las salas del Museo del Prado y a sus conferencias semanales. Me place hablar de las obras con amigos, o simplemente deleitarme en silencio. Pero desde hace años asisto, perplejo e indignado, a la realización de decenas de flasazos de cámaras compactas, no ya sólo en las salas más conocidas, sino en la mayor parte de ellas. El deterioro que ocasionan estos flases es importante; ello lleva produciéndose años y años, sin que ninguna medida efectiva y definitiva haya acabado con ellos. Unos por pícaros, a espaldas del bedel, otros por ignorantes del daño que ocasionan, otros por ahorrarse comprar el catálogo, estudiantes escasos de fondos, todos miran irónicamente al bedel al ser recriminados: «que me quiten lo bailao, tonto...». El personal es escaso y no cree que una simple advertencia pueda acabar con esta lacra; culparles de ello sería incongruente y mezquino, bastante hacen para los pocos que son. Tampoco se consideran maestros de párvulos.He enviado una misiva al director de la pinacoteca en la que le expongo una serie de medidas que considero viables:
1. La existencia de unos inspectores de paisano, acreditados, con la autorización de sancionar mediante unos tickets-multa entregados en mano a los ejecutores de los disparos, después de identificarse.
2. La realización de una sencilla campaña de publicidad establecida en accesos, cafetería, tiendas y guardarropas. Eslóganes, carteles, pasquines y recortables pueden explicar claramente al visitante la nueva reglamentación.
Un promedio de veinte flases en media hora -como he podido contabilizar recientemente en una sala de la segunda planta- hace un promedio de 2.520.000 flases al año (30 salas, 7 horas de apertura en 300 días al año). Aunque fueran la cuarta parte, ya esto sería un descalabro contra uno de los más bellos patrimonios artísticos de la humanidad.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.