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Lébed promete desmontar el sistema de poder implantado por Yeltsin

Alexandr Lébed ha pedido ya a Borís Yeltsin una entrevista para negociar las relaciones entre el Gobierno central y la gigantesca región siberiana de Krasnoyarsk, de la que se convirtió en gobernador el domingo tras barrer en las urnas al anterior ocupante del cargo, Valeri Zúbov. El general se ganó limpiamente el derecho a tratar de igual a igual al líder del Kremlin, a quien aspira a relevar el año 2000. Ahora tiene que demostrar que no sólo sabe combatir e incluso parar guerras (como las de Moldavia y Chechenia), sino que también tiene madera de gobernante. El mundo político ruso todavía no ha salido del pasmo producido por la victoria de Lébed, quien, en una agotadora campaña, ejecutada como una operación militar, derrotó contra los pronósticos iniciales no sólo a su rival, sino también a cuantos le apoyaban: comunistas, ultranacionalistas e incluso el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov.El ex comandante de paracaidistas se dedicó ayer a explicar que no es tan fiero como lo pintan. Afirmó que sus posiciones son «compatibles con la democracia» y que lo importante no es hablar de democracia sino construirla. Se pronunció contra los extremismos radicales («ya se agotó el límite del derramamiento de sangre») y defendió un «centro del sentido común» que se interese por el presente y no por promesas de construir un futuro radiante como hicieron los comunistas y quienes les sucedieron. Aseguró que ya pasó la era de las dictaduras, con lo que desechó toda comparación con Pinochet, a quien siempre defendió. Y se pronunció por desmontar un sistema «en el que la vida no vale la pena».

«Sin revoluciones»

«Ahora trabajaré para promover una redistribución del poder», declaró. «Las personas que me temen tienen que ver con la creación de un sistema inservible para que la gente pueda vivir, y que nosotros vamos a desmontar de forma legítima, sin luchas ni revoluciones». Lébed declinó pronunciarse sobre si será o no candidato al Kremlin en el año 2000. Primero tiene que levantar Krasnoyarsk, una región de impresionantes riquezas naturales pero en la que muchos de sus tres millones de habitantes sufren los efectos de una salvaje crisis económica.Si fracasa en Siberia, será inútil que intente ser presidente. Pero sus rivales en la carrera hacia el Kremlin ya le ven como el candidato a batir. Como el comunista Guennadi Ziugánov, para quien su victoria del domingo fue «una desgracia para Rusia». Lébed le contestó llamándole cadáver político y pronosticando un sombrío futuro como líder del mayor partido del país. Una de las reacciones más llamativas fue la de Alexandr Shojin. Según el líder parlamentario de Nuestra Casa es Rusia (partido del ex primer ministro Víktor Chernomirdin), la irrupción de Lébed puede decidir a Yeltsin a presentarse a un tercer mandato con el pretexto de que «hay que salvar la democracia». (El portavoz de Yeltsin, Sergui Yastrzhembski, declaró ayer que no hay impedimentos jurídicos para que el presidente se presente, informa France Presse.)

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