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«Disparo mejor que todos mis enemigos juntos»

Lébed pasó la jornada de reflexión del sábado pescando en el Yeniséi, el mayor río de Siberia. Aunque sería más exacto decir que lo intentó, ya que ninguna víctima picó el anzuelo, porque «las aguas bajaban muy turbias». Tal vez por eso pone cara de malas pulgas, que sólo abandona por una abierta sonrisa ante la pregunta de si está a gusto sólo contra todos, incluso frente a la diva del pop Ala Pugachova, que viajó a Siberia en su jet privado para apoyar a Zúbov, aunque también se deshizo en elogios hacia el general. «Me siento muy cómodo en esta posición», señala, «ya que si los perros ladran es que la caravana se mueve», o sea, ladran, luego cabalgamos .Ni siquiera descompone el gesto ante la pregunta de si no ha tenido la tentación de recurrir a la vieja tradición del duelo cuando se le ha comparado con Pinochet y hasta con Hitler. «No me ha entrado esa idea en la cabeza», asegura, «porque disparo mucho mejor que todos mis enemigos juntos». Aunque desde su entorno más inmediato se ha transmitido en los últimos días el temor a que se utilicen todos los medios, legales o no, para cerrarle el paso, Lébed afirma que no teme que le roben la victoria y que, en cualquier caso, no piensa impugnar el resultado oficial, sea cual sea.

El general no niega que Krasnoyarsk es un trampolín hacia el Kremlin, pero no reconoce que será candidato el año 2000, y admite la posibilidad de aplazar sus aspiraciones al Kremlin hasta cuatro años más tarde. «Primero tengo que levantar esta región», dice. «Sólo después me ocuparé de las elecciones presidenciales». Por eso promete que él y su familia residirán en Krasnoyarsk, aunque, como miembro del Consejo de la Federación, tendría que viajar con frecuencia a Moscú. Un escueto «no sé perder» es la respuesta a la pregunta de si abandonará la política si es derrotado.

Según él, han sido las 79 organizaciones de su movimiento, Honor y Patria, y de su partido, el Popular Republicano, las que han financiado una agotadora y compleja campaña que, según otras fuentes, también ha tenido como padrino económico al intrigante magnate Borís Berezovski, que incluso le abrió las puertas de los medios de comunicación que controla. «Soy absolutamente independiente», afirma, «y ni he buscado ni busco el apoyo de nadie. Si Berezovski declara que me apoya es cosa suya».

No promete nada, no quiere anunciar cuáles serán sus primeras medidas de gobierno ni quién formará parte de éste. Sólo afirma que hará aprobar una ley que permita su propia destitución si el pueblo y el Parlamento regional lo quieren, que establecerá mecanismos para que los llamados servidores del pueblo «bajen del cielo a la tierra» y que «toda la gente trabajará para sí misma de acuerdo con sus obligaciones».

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