El gozo Viagra
EN MENOS de dos meses prácticamente nadie en el mundo occidental desconoce qué es Viagra. Desde el pasado 27 de marzo, en que la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) autorizó el citrato de sildenafil para paliar la impotencia masculina, el valor bursátil de los laboratorios Pfizer se ha multiplicado por 15. Ni la penicilina produjo hace 70 años un efecto tan espectacular. Se calcula que unos 30 millones de norteamericanos sufren impotencia, lo que explica que se estén dispensando unas 10.000 recetas diarias de Viagra, un término obtenido de juntar las palabras en inglés de «vigor» y «Niágara». La Agencia Europea del Medicamento no autorizará su distribución hasta comienzos de 1999, pero el contrabando ha agotado las existencias en muchas ciudades. En España, aunque los hombres que se reconocen impotentes y reciben tratamiento médico no superan los 50.000, se estima que unos dos millones padecen esta dolencia. Una disfunción que se tiene ahora en un 80% de los casos como orgánica y a la que remedia en un elevado porcentaje este nuevo medicamento. El hecho de que además se le haya atribuido -sin fundamento- un efecto afrodisiaco ha aumentado su demanda e imagen en unos tiempos en los que la medicina ha logrado un gran protagonismo.
No hace apenas dos años que los diarios norteamericanos decidieron aumentar notoriamente sus espacios destinados a noticias médicas, y la tendencia se ha acentuado dentro y fuera de Estados Unidos, en la prensa y en los medios audiovisuales. Mientras se estancan otras tecnologías avanzadas, como ha ocurrido durante años con la carrera espacial -de nuevo en fase de recuperación-, la acción de la cirugía unas veces y de la ingeniería genética otras ha ido convirtiendo la medicina en el representante más espectacular de la noción de progreso. Han crecido sus logros y las expectativas ante enfermedades como el sida o el cáncer. A la vez han aparecido fármacos, de la melatonina a los antioxidantes, del aminexil al Redux, que han sembrado ilusiones.
Viagra aparece en medio de esta euforia y bueno es celebrarlo en lo que de mejora real aporta. Mientras la fe en el progreso aparece en muchos momentos de la historia ensombrecida por avances de potencia letal, Viagra permite visualizar el año 2000 con la oferta de una potencia vital, directamente gozosa.
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