El corazón de un banco
El edificio de San Nicolás del BBV es el corazón del Banco de Bilbao, creado en 1857. La que fuera sede del Banco de Bilbao hasta 1950 alberga en su interior el archivo histórico de la entidad, una valiosa colección de fondos documentales sobre la historia empresarial y bancaria vasca que hace guiños al pasado mostrando también mobiliario, billetes antiguos y máquinas de escribir, entre otros objetos. El edificio inicial del Banco de Bilbao, un palacete de estilo neoclásico, se construyó con piedra de Angulema entre 1865 y 1868 sobre el solar que ocupaba una posada del siglo XVII, que se fue ampliando con la compra de casas contiguas del Casco Viejo. Ésta es una de las curiosidades que ofrece una visita guiada al archivo. En aquella época, el Ensanche bilbaíno y la Gran Vía no existían y la actividad comercial se concentraba en las Siete Calles del Casco Viejo. La Plaza Nueva, que se inauguró en 1849, dio un nuevo aire al entonces centro de la ciudad, que tenía en El Arenal su punto neurálgico de ocio. El BBV cuenta en su archivo con más de 5.500 documentos, 400 planos y mapas y 7.000 fotografías, que el banco comenzó a ordenar en 1970 y que ahora se pueden visitar. Junto a los libros de actas e inventarios de las más variadas empresas y bancos, que muestran las complicadas sumas manuales que realizaban los contables de finales del siglo pasado y la virtuosa letra de los escribanos, el BBV posee una hemeroteca, cuyo primer ejemplar data de 1830 y que se amplió hace unos años con la colección de La Gaceta del Norte. Ésta es la parte más visitada del archivo, que hasta ahora ha estado abierto sólo para investigadores. El edificio de San Nicolás cuenta también con varias salas de antiguos muebles y equipamiento de oficinas por las que parece que el tiempo no ha pasado. Un escritorio de finales del siglo XIX, una rudimentaria calculadora y una caja de caudales inglesa son algunas de las antigüedades expuestas y a las que se accede por la antigua puerta rotatoria de entrada al banco. Los fondos del BBV estuvieron a punto de perderse en las inundaciones de 1983 y todavía hoy continúan los trabajos de restauración. Pero el interés de los directivos del banco por la historia y el agua han dejado una valiosa y curiosa colección, en la que destaca también una exposición de billetes antiguos, que comienza con los que emitió el Banco de Bilbao a finales del siglo XIX. Billetes carlistas, republicanos y de las antiguas colonias españolas muestran la historia de España en clave monetaria. Tras la fusión del Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya en 1988, el BBV no ha hecho más que expandirse y como señaló ayer su director general, José Luis Carranza, "tan empleado del BBV es uno de Zeanuri como uno de Colombia". Sólo 24.000 de los 70.000 empleados del banco son españoles y 35 países cuentan con sucursales, pero el BBV comenzó su historia en Bilbao, tal como atestigua su archivo.
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