La Liga argentina se reanudará si hay garantía de seguridad

Con los balones inflados de tantas promesas incumplidas, un modesto juez pateó el pasado miércoles el tablero del fútbol argentino y ayer los directivos de los clubes y los funcionarios del Gobierno trataban de calmarle con el anuncio de nuevas medidas que, según ellos, podrán garantizar mejor seguridad de los aficionados en los estadios. El juez Víctor Perrotta se reunió ayer con Julio Grondona, el presidente de la AFA, y con Miguel Ángel Toma, el secretario de Seguridad Interior del Gobierno, y les dijo que si le convence el plan de medidas que piensan tomar, levantará inmediatamente la suspensión por tiempo indeterminado que ordenó para todos los torneos.

El presidente argentino, Carlos Menem, que consideró "oportuna" y "necesaria" la decisión porque "algo había que hacer para tratar de parar la ola de violencia", ordenó al secretario Toma para que convenza al juez de que la Liga se debe reanudar cuanto antes. El conflicto no es sólo deportivo. Grondona lo admite: "Aquí no hay un responsable, toda la sociedad es culpable".En la escalada de violencia dentro y fuera de los estadios de fútbol son cómplices las barras bravas que encubren los directivos de los clubes, la policía que tiene identificados a los líderes pero no los detiene, los dirigentes políticos que también les usan para pintar paredes, organizar actos o para los llamados "trabajos sucios" y la grave crisis económica y social que afecta a la mitad del país, los excluidos del sistema.

En ese cuadro de la situación los directivos de los clubes se sienten perseguidos por la prensa y por la justicia, cuando según ellos son los "chivos expiatorios". Raúl Gámez es una opinión autorizada porque fue líder de la hinchada del Vélez y ahora es el presidente del club reconocido y admirado por su organización administrativa y social. Según Gámez, "está claro que las barras de ahora ya no son como las que integraba yo. Ahora hay bandas que aprovechan para robar y el tráfico y consumo de drogas y de alcohol ha complicado todo. Mientras no se los detenga, no habrá solución".

Los presidentes de los clubes, afectados por la baja de las recaudaciones semanales que no superan en promedio los 30.000 dólares por partido y con pasivos que ponen al borde de la quiebra a los clubes más poderosos, creen que el fútbol argentino va camino de una crisis absoluta. "Así no se puede seguir", decía ayer Daniel Lalín."Nosotros somos los chivos expiatorios. La AFA no existe desde que vendió sus derechos a la empresa Torneos y Competencias (TyC). El negocio ahora es de la televisión. Pero a costa de los clubes. Y ellos son los que además quieren que nos juguemos la vida denunciando a las barras bravas. A cambio de mantenernos o financiarnos con préstamos y subsidios. Esto no va más".

El juez, que ayer recibió amenazas telefónicas, admite que se vio obligado a tomar la decisión para que los directivos dejaran de hacerle promesas que nunca cumplían. Nadie le contestó sus pedidos de informes para que se identifique a los líderes de cada barra y nadie tomó las medidas preventivas que anunciaron. Los dirigentes seguían regalando entradas y facilitando el ingreso de las bandas a los estadios.