Teléfonos pinchados, chapuzas y manipulaciones
La división del trabajo entre Mario Conde y Arturo Romaní en el juicio oral se afirma cada día. El ex presidente de Banesto se solidariza con todo lo que hizo Romaní , pero a posteriori , ya que no conoció el detalle, la cocina, de los hechos. Conde respondió con discursos a las preguntas. La defensa penal, esto es, la negación de las acusaciones con coartadas, la desarrolla Romaní. La explicación académica, para Conde; la justificación grotesca, para Romaní. Total, la defensa de Romaní es también la defensa de Conde. Ambos están acusados de los mismos delitos.Ayer, en la Operación Carburos, Romaní explicó que Mario Conde participó en alguna de las reuniones «clave», dijo, de la negociación con los ejecutivos de Air Products. Esto podría a primera vista ser interpretado como que Romaní implica a Conde. No es así. En este caso, el ex presidente de Banesto ya admitió en su declaración haber participado en una reunión en la «cumbre», en Madrid, que terminó con copas en Alcalá 14, la sede de Banesto, en febrero de 1990.
Romaní declaró ayer que el vicepresidente James McMahan ha declarado que los 1.344 millones de pesetas se pagaron no por las opciones vendidas por Banesto a Air Products (5,9% de Carburos) el 4 de abril de 1990 sino por unos warrants (derechos de opción) de 1989 (por el 18% de Carburos) que controlaba el financiero a través de la sociedad Euris. También dijo que en su comunicado público de la época, abril de 1990, Air Products informó que se pagaba por los warrants de Hachuel-Euris. Y agregó que a Banesto, McMahan también le dijo lo mismo.
Recomprar opciones
Ninguna de las tres cosas es cierta. McMahan declaró ante el juez Manuel Manuel García-Castellón que el presidente de Carburos Metálicos, Rafael Pérez Escolar, informó en un consejo de marzo de 1990 que Banesto había recomprado los warrants de 1989. El comunicado público de Air Products (abril de 1990) habló de unas opciones cedidas por Banesto. Y en su información a Banesto, en 1994, McMahan refirió que Banesto le había dicho que necesitaba dinero para recomprar los warrants.Días atrás, cuando se preguntó a Romaní por sus conversaciones telefónicas sobre asuntos confidenciales con su socio Jaime Cedeño, de Panamá, el hombre exclamó: «¿Qué pasa?, ¿que no se puede hablar?, ¿todos los teléfonos esán pinchados?» Ayer se extrañó de que Air Products dijera que había hablado con Sullam sobre una cuenta suiza: «¡Cómo voy a hablar yo con Sullam sobre una cuenta suiza por teléfono...!» Antes de terminar, se dió cuenta de su metedura de pata y farfulló otras cosas.
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