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«Los chanchullos políticos han hecho un mal servicio al nacimiento del euro»

Pilar Bonet

El «chanchullo político» en la designación del presidente del Banco Central Europeo (BCE) es «un mal servicio que se le ha hecho al nacimiento del euro» y puede tener un efecto negativo sobre el cumplimiento del Pacto de Estabilidad, que obliga a los integrantes de la moneda única a mantener saneadas sus cuentas públicas. Ésta es una de las preocupaciones del economista Jürgen Donges, miembro del Consejo de los Cinco Sabios que asesoran al canciller alemán, Helmut Kohl.En opinión de Donges, la cumbre de Bruselas ha puesto en «tela de juicio» algo tan riguroso como los estatutos del Banco Central Europeo, que establecen un mandato de ocho años para el presidente de la institución. El experto teme que puedan darse nuevas componendas en un terreno mucho más resbaladizo, por ejemplo el Pacto de Estabilidad. «En la aplicación del Pacto de Estabilidad, en caso de que un país tenga un exceso de déficit, la decisión de sancionar o no, con excepción de un caso, es finalmente política», señala.

En este campo, opina, podrían crearse «alianzas estratégicas», es decir complicidades entre diversos países. «No es que tenga que ser así», añade, «pero, si se hace un chanchullo político en la primera posibilidad que se presenta, ¿qué se hará en aquellos casos, como el Pacto de Estabilidad, donde el chanchullo político es casi un elemento?».

Para el profesor, hay otros peligros: «Establecido el precedente de que todo es negociable y de que se verá en cada momento lo que se aplica, puede ocurrir que los mercados financieros comiencen a mirar si este euro es una buena moneda y tengamos problemas de especulación».

Donges no cree que las actividades especulativas contra una de las monedas, por ejemplo la lira italiana, puedan prosperar en los meses que quedan hasta el 1 de enero de 1999, fecha de introducción del euro. El Ecofin ha actuado «muy bien» al establecer de forma tajante el método que va a aplicar para la conversión y decidir los tipos de cambio a la vista el 31 de diciembre de 1998.

«Si ahora alguien especulara contra la lira, por ejemplo, lo más recomendable para los bancos centrales es no hacer nada. El especulador sólo puede perder. Los bancos emisores incluso podrían participar en este juego y ganarían mucho dinero», afirma. Las acciones especulativas serán una batalla perdida «si los bancos mantienen el compromiso contraído». La situación, sin embargo, sería distinta «si surgiera la duda de que eso no se mantiene así o a alguien se le ocurriera que hay que intervenir».

Pese a los esfuerzos del ministro de Hacienda alemán, Theo Waigel, no existe un compromiso de los países del euro para utilizar sus superávit en reducir la deuda. ¿Podrán Italia y Bélgica controlar su deuda? Donges muestra cierto escepticismo en el caso italiano. «Estratégicamente» la situación cambia para Italia antes y después de la cumbre de Bruselas.

«Antes de que se decidiera si formaba parte de la Unión Monetaria», explica, «Italia tenía un gran incentivo para cumplir los objetivos para que los demás socios comunitarios la aceptaran en este primer grupo (...) Pero una vez dentro de la Unión Monetaria, y en vista de que no hay ningún mecanismo previsto para expulsar a nadie, los incentivos pueden cambiar».

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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