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GENTE

DESAHUCIADO POR DESAGRADECIDO

Manuel García Lojo, conocido como O Caveco, no tenía en Boiro (A Coruña) fama de hombre al que le preocupase el futuro. Cuando falleció, a los 71 años, el pasado mes de enero, atragantado en un bar por comer de golpe cuatro filloas (un popular postre parecido a las crepes), no tenía descendencia ni tumba en propiedad, por lo que su hermano Antonio le dejó un nicho en el panteón familiar. Pero aunque O Caveco no tenía literalmente dónde caerse muerto, sí lo tenía figuradamente: propiedades valoradas entre 8 y 16 millones de pesetas, que sí se había preocupado de testar a favor de una vecina llamada María Manuela, que se presentó días pasados en casa de Antonio para solicitar la herencia. Éste, tan buen samaritano como ignorante de la última voluntad de su hermano, accedió, pero a cambio de reclamar las 208.000 pesetas de gastos del entierro y el desalojo del panteón, que se produjo el pasado jueves día 7. En declaraciones a La Voz de Galicia, Antonio García ha atribuido el traslado de los restos de su «desagradecido» hermano a los deseos de la beneficiaria del testamento, «supongo que para tenerlo más cerca». -

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