El Mundial de Pelota del 2002 condiciona la construcción de un frontón de grandes dimensiones en la capital vizcaína
En el año 2002 le toca el turno a Europa para acoger el Campeonato Mundial de Pelota Vasca y Bilbao ya no oculta sus intenciones de hacerse con su organización. Tanto la Diputación Foral de Vizcaya como el Ayuntamiento de Bilbao se han comprometido "políticamente" a colaborar con el evento. Si la capital vizcaína se hace con la titularidad del Mundial del año 2002, el consistorio pondrá el terreno y la Diputación el dinero para construir un gran frontón de cerca de 3.000 asientos y pista para pala corta y trinquete. Algo que Bilbao anhela desde hace ya muchos años. Si, por el contrario, el próximo mes de noviembre, durante el campeonato mundial que se celebrará en México, se pasa el testigo de la organización a otra localidad española, Bilbao podría quedarse sin ver su gran frontón. Entre las posibles ubicaciones que se barajan está la Plaza del Gas, una propuesta que goza de la aprobación de las instituciones involucradas. La que parece descartarse es la Alhóndiga bilbaína, un edificio al que las autoridades municipales se afanan de dotar de una utilidad pública. Este edificio presenta una gran dificultad que, paradójicamente, es su mayor valor. El pasado miércoles, la Comisión del Patrimonio (un grupo de expertos que evalúa las actuaciones que se pueden ejecutar en edificios clasificados por sus interés arquitectónico) examinó una nueva propuesta para convertir la Alhóndiga en un centro deportivo de primer orden. Este organismo aún no ha decidido si permite que se lleve a cabo el nuevo diseño. El antiguo almacén de vinos debería ser vaciado por dentro para construir en él una piscina de ocho calles y otras canchas deportivas, entre la que probablemente haya un frontón. Desde el consistorio bilbaíno se quiere que en este proyecto participen el Gobierno central, a través del Consejo Superior de Deportes, y las tres administraciones vascas. Las obras tendrían un coste cercano a los 3.000 millones de pesetas. También estarán planeados aparcamientos subterráneos, que se sufragarían por inversores privados.
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