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Reportaje:

Agua nada corriente

María Fabra

Cortes de Arenoso es un pequeño municipio situado en la parte más alta de la comarca del Alto Mijares, justo en el límite con Teruel. El paisaje que lo rodea es uno de los más atractivos de la provincia de Castellón por sus zonas boscosas repletas de pinos, encinares, robledales, choperas y sabinares. El término cuenta con una fauna difícil de encontrar en otros puntos de la provincia, ya que no todos los días pueden verse águilas reales, ratoneras, jabalíes, cabras hispánicas, tejones o zorros. Sin embargo, todos estos encantos no fueron suficientes para que la población de menor edad comenzara a emigrar en busca de trabajo, ante la escasa perspectiva que ofrece un pueblo rural de montaña. Hace diez años, el Ayuntamiento de Cortes de Arenoso decidió iniciar un proyecto empresarial que potenciara el desarrollo económico y social. Así, se optó por aprovechar uno de los mayores recursos naturales, el agua, que en el caso del término fluía por 17 fuentes y manantiales. La empresa suponía un esfuerzo inversor "y las manos privadas no se desplazan a lugares tan remotos", según considera el alcalde socialista, José Mata, que preside el municipio desde antes de impulsar el proyecto. Al fin, un total de 265 de los 378 vecinos con los que contaba el municipio en 1988 participaron en la constitución de la nueva empresa "Aguas de Cortes", con lo que su aportación de capital inicial fue del 48%. El Ayuntamiento efectuó la aportación del 52% restante. El objetivo era básico: crear puestos de trabajo y generar la riqueza necesaria para que el pueblo iniciara un proceso de desarrollo que obstaculizara la emigración. Los mayores apostaron por la idea ante la posibilidad de conseguir para sus hijos una vida digna en el pueblo. Los trabajadores, acostumbrados a las labores del campo, hubieron de formarse para lograr la preparación necesaria que les permitiera desempeñar correctamente su trabajo. Han pasado 10 años desde que se constituyera la empresa. Ha sido una carrera dura por las fuertes presiones del mercado y los continuos procesos de mejora. Pero "Aguas de Cortes" ha sobrevivido. Los vecinos trabajan por algo suyo y hoy, el 40% de la población activa de Cortes de Arenoso trabaja en la planta envasadora de agua. Y lo que era un proyecto de desarrollo económico-social de un pueblo se ha convertido ya en un negocio con beneficios que, durante el pasado año, llegaron a los 34 millones de pesetas. La empresa realiza el proceso completo, desde el envasado hasta la comercialización. En los últimos cuatro años ha duplicado la producción de agua embotellada y las ventas, lo que le ha permitido acceder a los balances positivos en sus cuentas. Con 32 millones de litros de agua envasados y unas ventas que ascienden a los 530 millones de pesetas, Aguas de Cortes ha pasado a ser la empresa líder de Castellón en lo referente al consumo, mientras que en el conjunto de la Comunidad Valenciana ocupa el tercer puesto y en el ranking nacional se ha posicionado en el 30. Ahora, su objetivo a corto plazo es lograr la calificación de "agua mineral natural". Pero los responsables de la empresa no olvidan la filosofía y el origen de su nacimiento y por ello la creación de nuevo puestos de trabajo figura como objetivo estratégico en los planes de crecimiento de la empresa. Además, han destinado un porcentaje de sus ventas a la repoblación forestal y al mantenimiento de los recursos naturales. Saben que si éstos se acaban, se va el negocio por ellos y pretenden, entre otras cosas, fomentar el consumo de agua envasada en cristal retornable, pese a saber las incomodidades que para el consumidor conlleva. Sin embargo, los accionistas de Aguas de Cortes no pueden repartir sus beneficios. Un acuerdo firmado firmado con la Generalitat Valenciana en 1994 les impide distribuir las ganancias entre el accionariado, según las condiciones impuestas por la administración autonómica, que avaló unos créditos necesarios para la transformación de la empresa. El pleno y la empresa solicitan ahora que aquellos avales sean considerados como subvenciones para poder seguir el proyecto de un agua que no es corriente.

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