Revulsivo de expectativas y candidatos en el PSOE

Mientras se habla tanto de cómo las primarias socialistas han disparado por toda España el efecto Borrell, el candidato a la Presidencia del Gobierno dedicó ayer el día a leer informes que pueden servirle para el inminente debate del estado de la nación. También empleó otra parte de su tiempo para examinar el primer borrador del documento que mañana tendrá que aprobar la Ejecutiva Federal y en el que se establece el reparto de papeles y de funciones entre él y el secretario general, Joaquín Almunia.Los encargados de redactar ese texto, Ciprià Ciscar, secretario de Organización, en nombre de Almunia, y Luis Yáñez, por Borrell, se comunicaron ayer vía telefónica y por fax. El primero estuvo en Valencia y el segundo en Sevilla. Borrell y Almunia, tras conocer el resultado, aportaron correcciones.

Los dos redactores tenían como base de trabajo las líneas generales que pactaron en la noche del miércoles los interesados. Las suspicacias de Almunia, que podían empujar a un congreso extraordinario, partían de su temor a que Borrell quisiera prescindir de la actual ejecutiva y formar una estructura paralela. La preocupación de Borrell era que esa ejecutiva, que se volcó con Almunia, pudiera serle hostil o indiferente y no prestarle su colaboración.

El primer reparto de poderes contenta en principio a ambos. A Almunia, porque se le reconoce la autoridad política en la organización, y a José Borrell porque se le otorga el liderazgo social y parlamentario.

En las filas socialistas, en la base y en los cuadros medios, el denominado efecto Borrell ha desatado un caudal de moral que, como primera reacción, ha multiplicado el número de candidatos para primarias en autonomías y ayuntamientos.

El tirón y la catalanidad no excluyente de Borrell ha beneficiado en primer lugar a su partido, el PSC-PSOE, que en un sondeo publicado ayer por El Periódico sube ocho puntos en intención de voto en las autonómicas catalanas. El PSC se quedaría con un 47,3% de los votos y CiU con el 21,8%.

Esa mecha de optimismo se apreció ayer claramente en Madrid, durante la recepción oficial de la fiesta de la Comunidad que ofreció el presidente, Alberto Ruiz Gallardón (PP). Cada vez hay más dirigentes socialistas que quieren ser José Borrell. Cada vez hay "más borreles", como expresivamente confesó el ex ministro socialista José Barrionuevo. La ilusión y la pasión en las conversaciones y hasta la cantidad de candidatos barajados en los corrillos socialistas que se formaron ayer en la sede del presidente madrileño delataban que el efecto Borrell ha impactado de manera muy potente. Instituciones que se daban por perdidas, como es precisamente el caso de Madrid, ahora se adivinan recuperables, sobre todo, "si encontramos algún Borrell para el ayuntamiento", concluían la mayoría de los interlocutores de los distintos sectores y corrientes socialistas.

El problema es que en España no hay muchos borreles y en Madrid tampoco. En cualquier caso, del silencio espeso, de la derrota asumida, del candidato reseco, se ha pasado a la alegría de especular y conspirar.