Ferrari en la Alhambra
,Los granadinos se quedaron ayer atónitos cuando vieron que las calles del centro se convertían, de pronto, en el ciurcuito de Le Mans, o Jerez, o Montmeló. Toda una tribu de potentísimos coches Ferrari se paseó por la Alhambra, atravesó el corazón de la ciudad y fue a dar a las puertas del Palacio de Congresos, donde por fin la gente descubrió que no, que aquello no era una carrera, sino una concentración rodante de todo tipo de modelos de Ferrari. Unos cuantos locos con sus cacharros. "Ha sido emocionante, emocionante de verdad, la gente, el vernos pasar, nos aplaudía", decía orgullosa Evelyn Byron, presidenta de la Asociación de Propietarios de Ferrari y organizadora del evento. "Esperábamos que viniesen algunas personas a ver los coches, pero no tantas". Lo cierto es que si un Ferrari por sí solo impacta y levanta un revuelo de curiosos a su alrededor, qué puede suceder si se juntan cerca de cuarenta, a cual más vistoso, potente o llamativo, desde el legendario Testarrosa, sueño de cualquiera, hasta el F348, pasando por el Maranelo 550, o el Daytona. Hace unos meses, Byron planeó la idea de una concentración de vehículos de Ferrari que recorrieran algunas ciudades andaluzas. El Patronato de la Costa del Sol de Málaga se apuntó al proyecto. Propietarios de Ferrari de 14 países diferentes decidieron participar en la aventura. Hasta ahora han pasado por Jerez, Granada y Málaga. La meta de llegada estará el lunes en Marbella. "Aquí nos hemos reunidos los apasionados del Ferrari, los ferraristas", explicaba Byron. "No hay nadie famoso entre nosotros, porque, por lo general, cuando un famoso se compra un Ferrari no es porque lo adore, sino para alardear de coche. Nosotros no. Nosotros los amamos de verdad. Incluso hemos invitado a venir con nosotros a un chico de Granada que no tiene coche, pero que siempre adoró Ferrari". Cada cacharro, por llamarlo de alguna manera, cuesta entre 20 y 125 millones de pesetas. Hay algunos que superan con creces esa cifra, sobre todo cuando han participado en competiciones deportivas o en carreras míticas. El precio ronda entonces los cinco millones de dólares (más de 600 millones de pesetas). Esta primera concentración de Ferrari va a tener continuada en próximas ediciones. "El año que viene", anunciaba Evelyn Brown, "vamos a hacer una gira por toda Andalucía, deteniéndonos en cada ciudad para conocerlas mejor. No queremos que sea como hoy, en que, de Granada nos tenemos que ir a toda velocidad a la Plaza de Toros de Málaga, para hacer una fotografía aérea de todos los coches". Mientras tanto, ayer, los alrededores del Palacio de Congresos de Granada eran un hervidero de gente que curioseaba cerca de los coches, la mayoría de ellos de color rojo, soñando con pilotar algún día una de esas máquinas que sólo se ven en la televisión o en las películas, y alguna vez que otra en Puerto Banús. Y la misma curiosidad que sentían por los coches debieron también sentirla por sus dueños, a las que la propia Byron calificó como "muy ricos y muy locos". "En cierto modo hay que ser un poco así", se explicaba. "Al Ferrari hay que amarlo. Uno no sabe de dónde le sale la pasión por el coche, pero cuando alguien se enamora de un Ferrari, lo hace para siempre. No es como otros coches, el Porsche o cosas así. Es el Ferrari".
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