El código salta por los aires
Poco ha durado el código deontológico acordado por todos los directores de la prensa nacional británica, tras la muerte de Diana de Gales, que prohíbe la persecución periodística de los menores; y también el pago de cualquier suma a «agentes y asociados de los criminales convictos, siempre que la historia comprada no sea de interés público». Dicho principio ha sido invocado por The Times con gran soltura, tras hacerse con los derechos de serialización del libro sobre la niña asesina Mary Bell.«Fue una decisión muy meditada», ha explicado su director, Peter Stothard. «El libro es válido para el público y Bell no ha recibido nada nuestro. La autora le pagó». Tanto él como la biógrafa mantienen que la obra explica las razones que inducen a un niño a matar a otro y se justifican diciendo que ayudará a comprender este tipo de crímenes.
Aunque la Comisión de Quejas ha abierto una investigación y cuenta ya con un centenar de denuncias del público registradas, no puede actuar hasta que la protagonista, o sus representantes, soliciten su ayuda.
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