"Euskadi mira el teatro como la locura de unos adolescentes tardíos"
El grupo teatral Tanttaka propuso una revisión de la historia con El florido pensil y buscará ahora en Dakota el compromiso con la contemporaneidad. El teatro municipal de Amorebieta (Vizcaya) acoge esta noche el estreno de la versión que la compañía donostiarra ha realizado de esta obra escrita por Jordi Galzarán en 1995 y que ya se ha podido ver en otra versión en Cataluña. Enrique Díaz de Rada, actor y socio fundador de la compañía vasca, define como esta historia como "una comedia casi de enredo del siglo XX". "Dakota se compromete con la contemporaneidad. Es una obra curiosa, que partiendo de un esquema muy simple toca temas realmente interesantes y profundos", asegura Díaz de Rada. "Habla, entre otras cosas", continúa, "de la paternidad responsable a partir de los 30 años, de las relaciones con el Tercer Mundo, de la hipocresía de asociaciones tipo ONG o del peligro de que los sueños se hagan realidad. Y plantea si Estados Unidos es realmente el modelo universal de democracia que hay que seguir". Dakota tiene, según este actor-productor teatral, distintos niveles de lectura. "La obra no deja de ser un vodevil muy inteligente". Así, el que "quiere puede quedarse con esa parte o ir más lejos. Empieza a partir del mundo de los sueños, pero va concretándose poco a poco y el espectador entiende muy bien el mensaje del texto", según indica. Tanttaka regresa con esta nueva producción con el aval del éxito logrado en toda España con su anterior propuesta, El florido pensil, que ha colgado el cartel de completo en taquillas de toda España. Entonces proponía recuperar la historia desde el humor, a partir de los contenidos y métodos de enseñanza en una escuela de la Dictadura. La respuesta del público fue inesperada para la propia productora. "La sensación general que hemos palpado con El florido pensil es que el franquismo fue universal para todos los pueblos de España, todos lo sufrieron de la misma manera. Sólo que vascos y catalanes cobraron un poco más", asegura el actor. "La respuesta del público se ha traducido en una especie de solidaridad. El lugar en el que tuvo una acogida menos entusiasta fue sorprendentemente Euskadi. A mucha gente le impresiona todavía escuchar el Cara al sol, porque somos un pueblo de símbolos". Sin fórmulas mágicas Este grupo donostiarra se ha labrado un nombre que atrae al público allá por donde va. "No hemos encontrado ninguna fórmula mágica", dice el actor. "Simplemente trabajamos mucho y dedicamos muchas horas a buscar en el teatro o en otros géneros propuestas interesantes". Todas sus obras tratan de involucrar al público en temas que les atañen. Eso sí, "con un mensaje abierto, no panfletario y sobre todo, con mucho sentido del humor". La experiencia de Díaz de Rada al frente de Tanttaka, del programa de ETB Taxi 10 o en el cine aún no han conseguido despejar el miedo que siente el día del estreno. "La respuesta tiene que ser inmediata. O pegas a la primera y pegas muy bien o te quedas con el producto en las manos. Y al final esto es un negocio, artístico, pero negocio al fin y al cabo". Díaz de Rada conoce de cerca el panorama de teatro catalán. Y no tiene ninguna duda en afirmar que "el teatro vasco le tiene muchas cosas que envidiar. Para empezar la tradición que ha generado que existan grandes actores y directores en número considerable. Pero además, el teatro se vive como un hecho diferencial de la cultura de su pueblo. Ésta no es nuestra situación". Y añade: "Aquí se nos mira como la locura de unos adolescentes tardíos que todavía están empeñados en sacar un producto adelante". Y añade: "Hoy todo el mundo sabe que Cataluña tiene un teatro importantísimo y el Barça. ¿Algo más? Nosotros tenemos el Guggenheim y una cosa que no se puede nombrar. Nos llevan mucha delantera".
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