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92 pisos del Ivima en Vallecas sufren graves daños desde su entrega, en 1994

A las 92 familias que habitan dos bloques del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) al final de la calle de Candilejas, en el barrio vallecano de Madrid Sur, se les ha ido enfriando la alegría que sintieron hace cuatro años cuando les entregaron las llaves de estos pisos sociales de alquiler que resolverían sus necesidades acuciantes de vivienda.

La razón de su desencanto está en que en este tiempo se han ido agravando algunos de los muchos defectos de construcción que ya notaron al poco tiempo de ocupar estas viviendas sin que el Ivima haga nada por arreglarlos. En la mitad de estos pisos, destinados a familias de escasos ingresos y por los que pagan alquileres de un máximo de 25.000 pesetas mensuales, hay humedades, fisuras, fallos en las baldosas del suelo y filtraciones de agua que no son propios de una construcción reciente.

El Ivima no niega los problemas, pero lleva cuatro años sin acometer las reparaciones necesarias. Ni en la época en que estaba gobernado por el PSOE ni ahora que, desde las elecciones de 1995, lo regenta el PP, se han emprendido los arreglos necesarios. Sólo al principio se aislaron ventanas y bañeras y se realizaron pequeños remates de carpintería.

Gregoria López, presidenta de esta mancomunidad de 12 portales, explica que en varias ocasiones el Ivima les ha prometido comenzar las obras. "Pero por ahora no lo ha hecho", explica.

El gerente del Ivima, Juan José Franch, replica que ellos se encontraron el problema cuando llegaron a la Comunidad en 1995. "La construcción de estos bloques concluyó en 1987, y hasta 1994 permanecieron vacíos y sin entregar; en esas condiciones, una obra se deteriora", explica.

"La responsabilidad de la empresa constructora concluye a los diez años, por lo que ya estamos fuera de plazo y debe ser el Ivima el que costee las reparaciones", añade. Franch cuantifica el coste de los arreglos en 80 millones de pesetas, asegura que hay presupuesto aprobado para ello y que se están preparando los pliegos de condiciones para el concurso de adjudicación de esta obra. "Para septiembre u octubre estarán contratados los trabajos", concluye Franch.

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Mientras, en la casa de Begoña Muñoz, en el primer piso de Candilejas, 74, las paredes del pasillo y de las habitaciones rezuman tanta humedad que han decidido no volver a pintarlas. "Llamé al fontanero porque pensé que habría filtraciones de la bañera, pero cambió un tubo y todo siguió igual", explica esta mujer de 34 años, que vive con su mando, sus suegros y cinco hijos.

También Rufina Rodríguez, de 75 años, tiene fisuras en las paredes y cercos de humedades. En casa de Manuela Calderón, de 45 años, en el 76, una gotera de gran tamaño preside su habitación. También hay portales, como el del 84, con grandes manchas de humedad en las paredes.

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