El Compos gana su primera final

Se presentaba el partido de San Lázaro con el inevitable tufillo a dramatismo que impregna el ánimo de algunos equipos en el tramo final del campeonato. En esta ocasión se topaban la lógica angustia de un Compos que rompe sus últimas lanzas por permanecer en Primera y la codicia de un Valencia que, guiado por Rainieri, ha ido in crescendo a lo largo de la temporada y tenía posibilidades de clasificarse para la UEFA. Este tipo de encuentros suelen provocar reacciones radicalmente opuestas en los equipos. En ocasiones la adrenalina les acelera las revoluciones y les hace entrar al campo a la carga, buscando abrumar al contrario. Otras veces, el exceso de responsabilidad se enrosca en las piernas y parece que el balón multiplica por diez su peso.

Afortunadamente para el Compos sus jugadores no sólo no estaban atenazados sino que desde el segundo uno salieron excitados a resolver por la vía rápida. Al tercer minuto ya habían logrado su primer gol tras unas electrizantes combinaciones. De salida, el 11 de Santiago dejó patente la herencia futbolística de Vázquez, bien preservada por su sucesor Gabriel Leis. En los 20 primeros minutos el Compos desarrolló el fútbol armónico, fluido y de exacto equilibrio entre toque y verticalidad que bien conocen los que han asistido a sus mejores funciones. En este despliegue destacaron las desbordantes penetraciones de Mauro y Sion por las alas, con Penev como punto de referencia. El búlgaro, que ayer sumó su décimosexto gol, está cuajando una temporada impecable, quizá la mejor desde que llegó a España.

El encuentro derivó en un duelo sordo e impreciso que se mantuvo hasta el pitido final. Para mayor desgracia de los visitantes, un garrafal error de Bartual a la salida de un córner supuso el 2-0. Con este panorama no supusieron cambios en el estado de las cosas los dos penaltis.

En la segunda parte el Valencia inició un juego envolvente, de desgaste, que le permitió, bajo una lluvia intermitente, disfrutar de un parsimonioso pero constante goteo de jugadas de peligro ante el marco contrario. Así, Rafa despejó con apuros una falta de Farinós en el minuto 53 y un disparo seco de Mendieta en el 65. Enfrente, el Compostela se limitaba a guardar la ropa y a esperar el paso del tiempo.