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Reportaje:

Mortadelo y Filemón se adueñan de Estepona

En los viejos tiempos era botones de un banco y pensaba llegar a director general. Pero esa idea y ese trabajo le duraron pocos años. Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón, inauguró ayer en Estepona (Málaga) la segunda edición de la Feria del Coleccionismo con una exposición que celebra los 40 años de existencia de sus famosos personajes. "¿Cuántas páginas he dibujado de Mortadelo?, tantas como para ir a la Luna, volver e ir... No tengo ni idea, pero sin duda es el que más", dice el dibujante, que asegura sentir el mismo afecto por todas sus criaturas, "que son mis hijos, si no de mi sangre, sí de mi tinta". Sin embargo, luego reconoce que tiene un cariño especial por un personaje: "Rompetechos ha sido el preferido por mí. Será porque los otros van por pareja o trío y éste va solo y es pequeñajo; era un personajillo precioso". Durante más de una hora firmó con paciencia decenas de tebeos, que pequeños y mayores le llevaban a su mesa. Tiene claro que "Mortadelo siempre será un niño, porque papá Ibáñez lo seguirá siendo". El dibujante admite que su principal personaje ha cambiado muchísimo "desde aquel modestito Mortadelo y Filemón y la agencia de información, pasando después por la Tía, con la Ofelia, el profesor Bacterio y todos los grandes acontecimientos, la Olimpiada, los Mundiales de Fútbol hasta explicar qué rábanos quiere decir eso de Maastricht". Cree que el secreto de que Mortadelo siga vivo después de cuatro décadas se debe a presentarlo en la actualidad en la que el lector está inmerso, "que se decante por el personaje; hablando en plata, que lo compre más". La creación no fue un partido difícil. Entiende que la verdadera dificultad está cuando lleva un buen número de páginas y piensa: "¿Qué pongo ahora?". El reconocido dibujante recuerda su paso por el banco como un sitio en el que estuvo, pero donde no trabajó. Y es que debajo de los talones bancarios y las letras de cambio se dedicaba a hacer sus dibujitos, sus historietas: "Mi jefe me decía: "Ibáñez, otra vez", y yo le respondía: "usted perdone". Cuando me fui de allí, fue una maravilla para ellos". En los cuatro o cinco años que estuvo ligado al banco tuvo tiempo para crear entre 2.000 y 3.000 historietas. "Entonces era un joven inexperto. Pensaba que el que entraba de botones conseguía llegar a director general. Afortunadamente no he llegado, por lo que ha pasado hoy", dijo, en referencia al caso de Mario Conde. Le queda la irónica satisfacción de recordar: "He pasado por ahí y lo he hundido, ya ve lo que pasó, precisamente era un Banesto". Los argumentos de sus historietas salen de lo que lee en los periódicos o ve en la televisión. "Cojo cualquier idea y patapán", explica, cuando se prepara para presentar en la Feria del Cómic de Barcelona una publicación que recoge sus 40 años de trabajo, mientras asegura que preparará el especial para festejar "el 80º aniversario". Después de todo este tiempo el dibujante dice "sentir de verdad un desmanganillamiento en toda la columna, que me parece que todas las vértebras están bailando después de 40 años de estar clavado en el tablero, doblado completamente". "Todavía me causa satisfacción que un señor de 60 o 70 años, al pedirme que le dedique un tebeo y preguntarle yo cómo se llama el chico, me diga: "no, si es para mí", dice. Ibáñez está convencido de que su principal personaje da para mucho, que el secreto estriba en ponerlo en la actualidad, "en los temas que trata, en la forma de vestir y de construir el personaje, que fue evolucionando y por eso aguanta". La Feria de Estepona, organizada por el Ayuntamiento y que acoge una treintena de puestos dedicados al coleccionismo, se clausura hoy.

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